Vitrina Campesina: proyecto rescata la esencia de los artesanos

Son casi cinco décadas en las que la lana ha sido el motor de la vida de Irma Valdebenito. En su taller de artesanías del sector Los Cristales, en la comuna de Pencahue, las horas se pasan entre hilos, diseños y telares. “Aprendí de mi abuela. Partí con lana de oveja haciendo frazadas, luego me fui perfeccionando y hoy conozco nuevas técnicas y la variedad de productos que ofrezco es bastante”, destaca.

En todos estos años de oficio, lo que más la ha asombrado es el sello único que pone cada artesana a su trabajo: “Nos invitaron a Puerto Varas y pensé que todos hacían las mismas cosas que nosotras, pero no. Nosotras éramos las únicas que teníamos este tipo de productos, esta porosidad, con estos diseños. Allá tejen muy duro, una hebra sobre otra, otro telar, otra técnica. Nadie hace nuestro trabajo”.

La esencia que cada artesana imprime en sus trabajos es lo que busca resaltar la plataforma web Vitrina Campesina, iniciativa financiada por el Fondo de Innovación para la Competitividad y que es desarrollada por la doctora Ximena Quiñones, del Departamento de Ciencias Agrarias de la Universidad Católica del Maule.

El objetivo es difundir el trabajo de campesinos de la Región del Maule que desarrollan emprendimientos de Turismo Rural, Procesados de Alimentos y Artesanías. Con esta plataforma se busca romper con la barrera geográfica y que personas de todo el mundo puedan, a través de la web, conocer el trabajo que se hace en la zona.

En la plataforma, ocho alumnos tesistas de la Escuela de Agronomía UCM y residentes han prestado cooperación. Uno de ellos es Macarena Ortega (25), quien detalla: “Mi tesis es sobre análisis de costos en artesanía en lana, en las comunas de San Clemente, Pencahue y Cauquenes. Una de las debilidades que tenían los artesanos es que no sabían ponerle precio a sus productos. Mi trabajo consiste en aplicar una encuesta y después capacitarlos, para que no tengan esta dificultad. Es muy bonito trabajar con la gente, conocer sus historias y poner en práctica todo lo que hemos aprendido en la Universidad, al servicio de los demás”.

Comercialización

La sala de ventas “Los telares de Quinamávida” reúne a siete emprendedoras dedicadas a artesanía en lana. La señora Lorena Valdés es una de ellas. Según explica uno de los principales inconvenientes es la comercialización de los productos y, la mayoría de las veces, sus productos pasan por intermediarios que revenden sus productos a valores altísimos.

“Me gustaría tener un lugar donde poder vender, lo ideal sería tener un centro en Santiago. Nosotros necesitamos una ventanita, que permita comercializar nuestros productos de manera más directa con los clientes”, asegura Lorena Valdés.

Y es en este aspecto que el proyecto Vitrina Campesina pretende dar respuesta, ya que las personas que ingresen a la web podrán ver fotos de los productos, contactarse con el proveedor y comprar. Con este proyecto, se fortalece el capital humano dotando a los emprendedores y sus familias en competencias de alfabetización digital, para iniciarse en las nuevas tecnologías de la información y gestión empresarial.

Mostrarse al mundo

En la categoría “Turismo rural” está la emprendedora María Ester Antúnez, dueña de “El Refugio”, de alojamiento y comidas típicas de la zona en Yernas Buenas. Ella destaca que turismo puede darse en cualquier época del año y que la parcela que ella administra cumple con todos los requisitos para pasar unos días de descanso y ensueño.

“En invierno se puede hacer sopaipilla, mate, en la época de julio hay que matar el chancho, los chicharrones; en el verano está toda la fruta, el pastel de choclo, las humitas, la sandía, la uva. Aquí viene gente que añora el campo, revivir cosas que tenían cuando niños”, precisa.

Y gracias a Internet y al detalle, asesoría y capacitaciones que realiza el programa de la Vitrina Campesina, el emprendimiento de la señora María Ester Antúnez se podrá conocer y los turistas incluso podrán hacer reservaciones y programar sus vacaciones en “El Refugio”.

En total son 52 emprendimientos familiares y 8 emprendimientos colectivos, abarcando en total a casi 100 familias de la Región.