Reportajes harina

Publicado el 6 abril, 2020 | por editor

Trigo y harina: ¿existe riesgo de desabastecimiento?

En medio de la pandemia Covid-19 la producción de alimentos se ha transformado en una prioridad. El campo chileno no para. Mientras la ciudad funciona a media máquina, las labores agrícolas continúan con una tarea clara en mente: mantener la cadena de abastecimiento y alimentar a millones de chilenos en plena crisis sanitaria.

Tras el brote de nuevo coronavirus en el mundo, la harina se convirtió en uno de los productos alimenticios más demandados. En Reino Unido, por ejemplo, su compra se duplicó en cuarentena. Lo mismo ocurre en Chile, donde las molineras han tenido que trabajar a su máxima capacidad.

La escasez de este producto en las góndolas de los supermercados causó temor en la población y provocó un aumento considerable de la compra de este producto directamente en los molinos, y como no, si el pan es un elemento fundamental en la dieta alimenticia chilena.

El consumo per cápita de pan en el país es de 90 kilos, por eso cuando trascendió un posible aumento de 20% en el precio, muchas fueron las voces que salieron a poner paños fríos a esta situación.

El mismo ministro de agricultura, Antonio Walker explicaba, que no hay ninguna razón para que suba más que un 3%. Esto porque 1/3 del costo del pan es la harina, la que ha subido para los panaderos en un 9.6%.

“El petróleo ha bajado a la mitad y el otro tercio es la mano de obra y hemos visto una estabilidad también en el precio de la mano de obra, sumado a un consumo normal de pan”, dijo.

QUÉ PASA CON EL PRECIO DE LA HARINA

Efectivamente el precio de la harina subió. Según explicó Jean Paul Brenet, gerente comercial de la Sociedad Molinera Cautín, en Temuco, esta alza se explica principalmente por el mayor precio del trigo a nivel internacional y su influencia en el mercado nacional.

“En cosecha se compró trigo a 180 pesos y hoy en día se está comercializando arriba de los 205 pesos en la zona. Al sacar cuentas estamos hablando de un incremento de un 13,8% aproximadamente. Los molinos en Santiago que generalmente compran trigo internacional, en la actualidad debido al aumento de la demanda han tenido que salir a abastecerse con trigo nacional y eso ha presionado también el precio”, explica Brenet.

En el caso particular de esta molinera, el quintal de 25 kilos en febrero se transaba a 9.800 pesos, hoy cuesta entre 10 y 11 mil pesos dependiendo de la calidad del producto, pero en mercado negro -sostiene Brenet- llega a costar los 18 mil pesos.

“Hay inescrupulosos que revenden el producto a un precio mayor. La variación, en nuestro caso, ha sido baja porque la mayoría del trigo se compró en febrero. El problema va a hacer cuando tengamos que reponer los inventarios y tengamos que recomprar trigo a precios más altos”.

Brenet explica que todos los años los guardadores esperan hasta agosto, septiembre y octubre para alcanzar el mayor precio posible. Es justamente cuando comienza a bajarles a todos el stock.

“La mayor alza en el precio de la harina se verá el segundo semestre del año”, dice.

A mediados de 2020 está la cosecha en EE.UU que es uno de los grandes productores, al igual que Rusia y China. Una buena cosecha podría llevar los precios a la baja, pero por el escenario mundial es probable que eso no ocurra pese a tener una buena temporada.

“El coronavirus es un factor que afecta no solo a Chile, sino que a nivel internacional”, argumenta.

En cuanto a la producción y venta de harina, Cautín esta trabajando a su máximo potencial con turnos en la molienda durante las 24 horas, pero con todas las medidas sanitarias para evitar contagios. Está atendiendo a todos sus clientes desde Concepción a Coyhaique con entregas parcializadas.

“Estamos tratando de repartir a todos nuestros clientes. El despacho a domicilio en Temuco lo estamos haciendo con un día de diferencia, pero el despacho fuera de Temuco está con más demora, entre tres a cuatro días. Esto porque en cualquier punto al que llegamos se está vendiendo la harina en el mismo día. Es más lenta la reposición que la propia venta”, dice.

Robert Heise, presidente de la Sociedad de Fomento Agrícola de Temuco (Sofo) explica que el consumo de trigo y harina se ha comportado muy estable en los últimos años en Chile. No obstante, el aparente aumento del consumo de harina es un efecto pandemia del Covid-19 y por ende de la cuarentena.

“Es un aumento del stock en las despensas de los hogares, familias que adelantan compras ante la sensación de escasez en el futuro. Esta reacción también se puede ver reflejado en el consumo de legumbres y otros productos no perecibles”, dice.

Esta apreciación es compartida por Christian Arntz, presidente de la Sociedad de Fomento Agrícola de Osorno (Sago). “En esta campaña tuvimos rendimientos de normal a bueno en la zona. En cuanto a lo que ha pasado con el alza de los precios del trigo, ésta es acorde a lo que está ocurriendo con este commodity a nivel mundial y con el alza del dólar. La escasez relativa de la harina se debe a que la gente está comprando más de lo normal y eso genera una presión de demanda”, recalca.

En este contexto, Arntz sostiene que: “si el campo puede seguir trabajando, el mensaje a los consumidores es a que tengan calma”.

PRECIO DEL PAN

El precio del trigo, explica Heise, representa poco más de un 25% del precio del pan. Más del 60% de trigo que se usa para el pan es producido en Chile.

“Entre la cosecha 2019 y 2020 no hubo un aumento sustancial en el precio pagado a los agricultores. El productor de trigo no pone el precio a su producto. Acepta el precio que paga el molino. En concusión, un aumento en el precio del pan en un 20% en ningún caso se fundamenta en el mayor precio del trigo”, dice.

En Valdivia, según consigna el diario El Austral, los productores panaderos ya proyectan un alza. El director de la Federación Chilena de Industriales Panaderos (Fechipan), el valdiviano Óscar Lehmann, expresó que “desde el momento que estalló la crisis social e incluso un poco antes, hasta el día de hoy con la crisis sanitaria, el valor de la harina a nivel nacional ha aumentado en promedio un 30% y eso subirá dentro de las próximas semanas, ya que los molinos ya han avisado de una nueva alza, la que en nuestra región se produciría a mediados de abril”.

En cuanto a Los Ríos, Lehmann sostuvo que “desde el momento en que se produzca el nuevo aumento de Molinos Kunstmann y teniendo en cuenta que el actual valor del kilo de pan en la región se encuentra entre los mil y mil 400 pesos, éste debería aumentar entre 200 y 300 pesos. Históricamente, cuando se nos han presentado situaciones similares, ese ha sido el promedio de aumento”.

En relación a este posible aumento en los valores de sus productos, el gerente comercial de Molinos Kunstmann, Pablo Hoffmann, sostuvo a El Austral de Valdivia que: “hemos conversado con varias panaderías que son clientes nuestros, a quienes se les ha explicado los motivos del aumento. A nivel nacional hemos sido consecuentes con los aumentos, extendiendo hasta el máximo tiempo posible los valores estándar. En esta ocasión, aún no se define la fecha en que subirán los precios, pero será en abril”.

En Osorno, el Molino Schott, continúa atendiendo y asegura que posee el stock de harina tradicional para todo el año. Sin embargo, debido a la contigencia, se vieron obligados a restringir la venta de harina especial.

En cuanto a la producción de pan, Andrés Berrocal, propietario de la panadería Rincón Las Quemas, ubicada en avenida Zenteno 2806, en conversación con el Diario El Austral de Osorno, aseguró que el abastecimiento de harina se ha mantenido de forma regular, ya que los molinos estarían dando preferencia a los pedidos de este tipo de negocios, pero según explicó, ya le informaron de una posible alza, adicional al 10% de incremento ocurrido ya en octubre pasado.

DESABASTECIMIENTO

En el actual escenario, ¿se puede hablar de un posible desabastecimiento de harina?. “No”, precisa Robert Heise, presidente de la Sofo, “no hay ningún argumento para preocuparse por un desabastecimiento de harina. La cosecha nacional ya está terminada, y si bien Chile importa cerca del 40% de las necesidades de trigo, éstas provienen de distintos países, como EEUU, Canadá y Argentina, y con todos ellos existen buenas relaciones comerciales, además que la industria molinera nacional (la del centro y norte del país) está acostumbrada a realizar operaciones de comercio exterior importando trigo.

En cuanto a la cosecha de trigo, Heise, sostiene que fue una temporada normal, ya que la cosecha se desarrolló bajo condiciones climáticas favorables lo que permitió terminar la cosecha de trigo prácticamente en el mes de febrero (ultimas faenas poco significativas en términos de volumen) fueron durante los primeros días de marzo.

“Aún no existe una buena impresión sobre la calidad del trigo cosechado, pues sólo una parte fue comercializado durante la cosecha. La otra parte, por costumbre es almacenada en los predios en La Araucanía, para ser comercializada durante los próximos meses. Es difícil dimensionar ahora que cantidad está almacenada y cuánto se vendió durante la cosecha”, asevera Heise.

Respecto de los rendimientos se reportan situaciones distintas y un tanto extremas. Desde bajos rendimientos hasta muy buenos. Mientras en Malleco la falta de lluvias durante la primavera opacó los rendimientos esperados, en Cautín, los resultados se habrían acercado más a lo esperado por el productor.

“Las cifras finales las entregará INE en especial después que se haya realizado el Censo Agropecuario pronosticado para este año 2020.Si bien la temporada concluyó de buena forma en lo que respecta a la operación y el clima, lamentablemente y como ya es costumbre en La Araucanía, el proceso fue muy afectado por la violencia rural. Delincuentes y oportunistas atacando maquinarias, amenazando y extorsionando a agricultores”, concluye.

 


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