Reportajes transgénicos

Publicado el 16 marzo, 2015 | por editor

Situación de los cultivos transgénicos en Brasil y Chile

Por Victoria Guerrero:

Más de 181,5 millones de hectáreas; 28 países en los cinco continentes; 17,3 millones de agricultores, 90% de ellos pequeños productores. Todas son cifras que corresponden a cultivos con semillas transgénicas (o modificadas a través de la ingeniería genética) en el mundo durante el último año.
Con ello se pone de manifiesto que aunque el tema de los transgénicos sea ampliamente rechazado por buena parte de la ciudadanía, son productos que están insertos en la dieta tanto de animales como de los humanos y son considerablemente producidos por los agricultores. Y es que muchos productores en distintas partes del globo están recurriendo a este tipo de cultivos para responder a las necesidades alimentarias y a los altos estándares de rendimiento –lo que conduce a mejores rentabilidades- y también para enfrentar situaciones climáticas complejas.
Uno de los países líderes en la producción de cultivos modificados a través de la ingeniería genética es Brasil, considerado según las cifras del ISAAA como el segundo país productor de transgénicos del mundo -con 42 millones de hectáreas-, siendo solo superado por Estados Unidos con 73,1 millones de hectáreas.
En este contexto un equipo de Revista Campo Sureño y Revista Agrícola visitó Brasil con el propósito de conocer el sistema de producción de transgénicos que tiene los productores y las investigaciones que se están haciendo para seguir sacando al mercado semilla genéticamente modificadas para enfrentar, principalmente, problemas de estrés hídrico (sequía), tolerancia a herbicidas, y alimentos con más aporte nutricional, entre otras.

De lo tradicional a lo transgénico
Fernando Silveira, es asistente técnico de un campo de cultivos del Estado de Paraná y muestra el sistema de producción que realizan con semillas transgénicas -sistema con el que trabajan desde el 2002- y asegura que aunque en un principio hubo resistencia a usar este tipo de semillas y generar productos transgénicos, al fin de cuentas ha sido un buen negocio, ya que han incrementado los niveles de producción y han conseguido sacar hasta tres cosechas por año, con distintos productos, principalmente soja y maíz.
“Aunque fue un proceso lento, la verdad es que había algunos materiales que eran muy escasos de encontrar y al comienzo los transgénicos no solían ser tan productivos como los tradicionales, pero en tres o cuatro años la totalidad de los terrenos se cultivaron con transgénicos”, comenta el asesor técnico brasilero.
Y hoy son productos que están completamente insertos tanto en los sistemas productivos como en la dieta de la población. Actualmente el 93% de la soja que se produce en Brasil es transgénica; el 82% del maíz y el 66% del algodón también son modificados genéticamente.
Según cuenta Adriana Brondani, doctora en Biología y directora ejecutiva del Consejo de Información sobre Biotecnología de Brasil, para llegar a estos niveles no ha sido fácil, ya que hay normativas que regulan la salida el mercado de cada una de las variedades modificadas a través de la ingeniería genética.
La Ley de Bioseguridad (de 2005) estableció por primera vez normas de seguridad y mecanismos de supervisión de construcción, cultivos, producción, manipulación, transporte, traslado, importación, exportación, almacenamiento, investigación, comercialización, consumo, liberación en el medio ambiente y eliminación de los OGM (Organismos Genéticamente Modificados) y sus derivados.
Dado este marco regulatorio muchos productos no logran salir al mercado, ya que se deben superar prueba y mostrar científicamente que no son dañinos para el consumo humano. Hoy en Brasil existen 65 productos aprobados, de ellos el 60% son plantas, el 30% a vacunas, 7,7% microorganismos y el 1,6% corresponde a insectos.
Brasil, además tiene la particularidad de contar con la mayor reserva de superficie arable del mundo, con más de 333 millones de hectáreas. Convirtiéndose con ello en un país con gran potencial productivo y con un gran camino en la producción de cultivos modificados genéticamente con el propósito de mejorar sus rendimientos.
Es por ello que Embrapa (Empresa Brasilera de Investigación Agropecuaria, perteneciente al Ministerio de Agricultura) –similar a Instituto de Investigaciones Agropecuarias (Inia) en Chile- trabaja en el estudio de distintas especies, resistencias a insectos, herbicidas y con particularidades alimentarias.
Paralelo a ello hay empresas privadas que también hacen los suyo, es por ello que actualmente se trabaja en porotos resistentes a insectos, lechuga con más acido fólico, arroz con mayor productividad, naranja resistente a enfermedades, caña de azúcar resistente a la sequía y con más sacarosa, algas para la remediación de suelos y agua, entre otros.

producción de semillas
En Chile si bien no se producen cultivos transgénicos para el consumo humano, sí se producen semillas para exportación hace más de 20 años, y -según la Sofofa- un 70% de los industriales usa materia prima genéticamente modificada en sus procesos productivos a través de la importación de alimentos para la dieta de animales y consumo humano.
De hecho en Chile, además de producir semillas, también vienen científicos de otros países a realizar pruebas de campo de contra estación de modo de avanzar más rápido en el desarrollo de las investigaciones de transgénicos.
La evolución de la superficie sembrada con semillas transgénicas en Chile ha crecido considerablemente desde el año 1992 y para la última temporada sobrepasó las 35.500 hectáreas. Principalmente maíz, canola y soja.
La importancia de Chile como productor de semillas se debe a que la mayoría de los consumidores se encuentran en el hemisferio norte y la diferencia de estación en el hemisferio sur permite avanzar un año en el calendario agrícola. Es por ello que hoy Chile ocupa el quinto lugar entre los países exportadores de semillas a nivel mundial, y alcanza el primer lugar en exportación de semillas transgénicas del hemisferio sur.
De hecho este rubro, es el tercero más importante dentro de las exportaciones agrícolas de Chile durante 2012, por detrás de la fruta fresca y el vino, según cifras de la Asociación Gremial Nacional de Productores de Semillas (ANPROS).

Nada es 100% natural
Expuesta la situación de los transgénicos y el conflicto que existe en el consumo de productos naturales versus los artificiales, el doctor en genética molecular y director ejecutivo de Chile Bio, Miguel Angel Sánchez, aclara que “todos los vegetales que se consumen actualmente han sido mejorados de alguna manera a través de cruzamientos, mutagénesis, selección asistida por marcadores moleculares e ingeniería genética; entre otras técnicas de mejoramiento genético”.
Asegura, además, que el tema de los transgénico genera rechazo en la comunidad, porque es un tema desconocido, “pero ahora no comemos nada natural, todo el hombre lo ha modificado de alguna manera”.
En ese contexto precisa que “con otras técnicas se producen cambios al azar en el producto, en cambio con la ingeniería genética no hay nada al azar”.


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