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Publicado el 2 noviembre, 2015 | por editor

Mi huerto web: desde el campo a su casa

“Mi huerto web” apuesta a rediseñar un sistema alimentario. Hacerlo más justo, eficiente y donde el precio incluya no solo el valor económico sino que también el valor social y ambiental de los productos. Obtener las verduras y hortalizas directamente desde el campo y sin intermediarios.

Este proyecto valdiviano – creado por el ingeniero forestal Diego González- se originó a partir de la siguiente inquietud: por qué el sistema obliga al pequeño agricultor a asumir todo el riesgo en la producción. En ese sentido, la iniciativa permite que el comprador o cliente se haga socio del pequeño agricultor y comparta ese riesgo.

En el proceso de producción –explicó – el agricultor se enfrenta a cuatro problemas. Estos son la decisión de siembra, el capital de trabajo y riesgo, el precio y la merma productiva. Apuntó a que actualmente uno de los grandes problemas es que “con la tecnología que tenemos hoy en día, el 30% de la comida que se produce en el mundo es tirada a la basura, porque el producto perecible no alcanza a llegar al consumidor”, sostuvo.

CÓMO FUNCIONA

El mecanismo de compra y venta es a través de internet. Un grupo de expertos creó una plataforma tecnológica con un modelo avanzado de datos. Para que el sistema funcione esta plataforma debe registrar y entregar la información con claridad respecto a quién compró, a qué agricultor, en qué lugar, cuándo será la cosecha y dónde entregar el producto.

Por otra parte, un equipo trabaja como “gestores territoriales”, los que intervienen en cada comunidad o unidad, estableciendo el enlace con los agricultores. “Estamos trabajando con comunidades de Punucapa, Arique, Huellelhue y Curiñanco, y con ellos vamos a empezar a levantar una oferta para los clientes inscritos”.

Respecto a cómo acceder a los productos, Diego González explicó que el interesado debe registrarse en la página www.mihuertoweb.cl. Una vez habilitada la interfaz de la plataforma electrónica, el usuario inscrito –actualmente hay 120- podrá invertir en su “proyecto web”, es decir, comprar su metro cuadrado.

“La familia Ñanco –del sector costero de Curiñanco- tiene un invernadero. Nos dirá que en ese terreno podemos plantar acelgas y esos 20 metros cuadrados disponibles nosotros lo subiremos a la plataforma para que la gente los pueda comprar. Un usuario pagará por adelantado un metro cuadrado. Ese dinero será el capital de trabajo para que esa familia agricultora produzca las acelgas”, ejemplificó.

A la familia agricultora se le pagará por hito, cuando la tierra esté preparada un porcentaje, cuando plante las semillas, otro. “Hasta que finalmente se le pagará el último porcentaje por la cosecha y la entrega del producto al cliente”.

Agregó que: “La distribución es muy directa y eficiente, porque lo que se cosecha en la mañana, se clasifica y se entrega en canastas a cada cliente ese mismo día, donde éste lo defina”.

Diego González explicó que se entregarán 120 canastas diarias. “Está calculado en una relación de 1 a 8, es decir, que un productor pueda abastecer ocho canastas. Para ello necesitamos 15 productores al día”, precisó.

Entre lunes y viernes se entregarán 600 canastas, para ello se requerirá de un máximo de 75 productores.

“MUCHO TERRENO”

El ingeniero forestal aseguró que “Mi huerto web” es un emprendimiento que tiene mucho terreno. En cada visita el equipo conversa con los productores de la agricultura familiar campesina, a quienes el proyecto –dijo- les atrae puesto que viene a solucionar sus problemas, contribuye a la comercialización de sus productos y le otorga otras perspectivas a sus negocios.

Para González hoy la mirada de los consumidores está en preferir los productos locales, “que sean sustentables con el medio ambiente, que exista un comercio justo y que estimule una economía inclusiva, donde no hayan barreras de entrada y todos puedan participar”.

Agregó que: “Lo que estamos tratando de buscar es recuperar la conciencia respecto a lo que comemos. No puede ser que consumamos tomate todo el año, cuando éste entre junio y agosto es malo, es harinoso y uno sigue comprándolo porque no se le ocurre qué verdura consumir”.

 


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