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Publicado el 16 abril, 2018 | por editor

Los frutos del bosque: fuente inagotable de riqueza agroalimentaria

Con un encuentro que reunió a más de 40 personas —30 productores y diez extensionistas— en la localidad de Trovolhue, se dio inicio a una serie de talleres que tienen por objetivo acompañar la difusión teórico-práctica de una serie de diez cuadernos de Buenas Prácticas de recolección sustentable de PFNM, editados recientemente por la Fundación y desarrollados en el marco del Programa de Innovación para los PFNM de FIA.

Este Programa de Innovación congregó una mesa de trabajo compuesta por actores del mundo público y privado, tales como Infor, Conaf, Indap, la Coordinadora de recolectoras y recolectores (AG) de la Región del Biobío, representantes de la mesa de PFNM de la región de Aysén, la Universidad de Concepción, la Universidad de Talca y Forestal Arauco, entre otros.

Es que los productos del bosque toman cada vez mayor visibilidad. Semillas, frutos secos, hongos, especias y condimentos son algunos de los PFNM que encontramos en el sur del país. Se trata de un rubro muy relevante en la economía a nivel mundial: según datos de la FAO, alrededor del 80% de la población de los países en desarrollo depende de ellos para satisfacer necesidades alimenticias y de salud.

Según la mirada de Claudio Soler, representante de FIA en la zona sur, en la actualidad existen dos líneas de trabajo relevantes: la recolección y prácticas culturales asociadas a ellos y, por otro lado, el avance hacia la domesticación y mecanización de la cosecha. “Estas visiones, que parecen opuestas, deben armonizarse y fomentarse en la medida en que ambas responden a necesidades distintas de distintos tipos de productores y distintos mercados”, enfatiza.

DOS MIRADAS, MUCHAS POSIBILIDADES

El taller de capacitación realizado en trovolhue es un ejemplo de fomento a la línea de recolección y patrimonio cultural. La actividad, que se realizó en la Tostaduría La Familia, contó con la participación de la emprendedora Sonia Neira, quien relató a los participantes lo que se ha convertido en su historia de vida: cómo pasó a ser recolectora a tener una planta de procesamiento que compra la producción de 300 familias en Trovolhue y distribuye a todo Chile.

“Sin cifras oficiales aún, se estima que la señora Sonia y la tostaduría La Familia son los mayores distribuidores de avellanas de Chile”, comenta Alberto Tacón, consultor del equipo a cargo de ejecutar los talleres.

FIA replicará estos talleres en seis localidades más, entre La Araucania y Aysén, cada uno con un PFNM priorizado según la zona. Es que la rosa mosqueta, el maqui, la murta están de vuelta gracias a las tendencias en alimentación saludable. Las cifras así lo demuestran: según un estudio Infor, en los últimos 15 años sus ventas han experimentado un crecimiento sostenido, aun cuando continúan siendo una riqueza poco visible de nuestros bosques, incluso para quienes más los conocen.

El caso de Lorenzo Pirul, pequeño productor de Calquinco Alto —Cerca de San José de La Mariquina— es elocuente. Relata que hace unos diez años arrancó todos los avellanos de su predio y que hace unos cinco consideró que fue un error “cuando vi que se empezaba a acercar el tema de la avellana europea supe que había sido un error y ahora planté, avellanas chilenas y también europeas. Estamos aprendiendo y este taller me sirvió mucho para también conocer la experiencia de otros productores” relató.

Por otro lado, FIA también ha apoyado innovaciones que buscan sistematizar la producción y mecanizar la cosecha. Los ensayos se están realizando en la región del Maule y se han basado en la adaptación de instrumentos de cosecha de olivos y arándanos. René Martorell explica que la sostenida demanda requiere de la incorporación de tecnología para garantizar resultados económicos positivos para los productores, lo que a su vez garantizará la protección del recurso genético de este fruto, tan importante para la identidad agrícola de la zona centro sur de Chile”, detalló.

OTRAS DE INNOVACIÓN

Otra arista es el aprovechamiento del potencial saludable de los PFNM a nivel industrial. Desde 2016 la Universidad de Biobío está desarrollando un estudio para extraer el concentrado de antiocianinas del maqui y desarrollar con ello microcápsulas, aptas para su uso en la industria cosmética y nutracéutica. En la misma línea se encuentra Ki-nua, un suplemento alimenticio desarrollado en Osorno, producto hecho en base a quínoa y que es adicionado con PFNM para aumentar su valor nutricional y pertinencia local.

El mismo sentido tiene el “boldo de alta productividad”. Este clásico de cocina chilena y la cultura mapuche está siendo estudiado por Infor por sus excelentes propiedades para tratar el reumatismo, así como dolencias hepáticas y biliares. Contiene eucaliptol y ascaridiol, así como flavonoides indicados para disminuir el riesgo cardíaco y taninos, excelentes antioxidantes, esto a través de la selección de los mejores ejemplares y la aplicación de silvicultura en su producción, para potenciar su uso en la industria agroalimentaria y también medicinal.

 


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