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Publicado el 7 junio, 2021 | por editor

Lonquimay: pino piñonero surge como una opción para recuperar suelos degradados

A través del pino piñonero, sus frutos, la simbiosis de las raíces de este árbol y la trufa blanca, y los subproductos derivados de su resina y madera, Santuario La Fusta se encuentra impulsando en Lonquimay un proyecto que busca convertirse en una interesante alternativa económica y de recuperación de suelos degradados para la zona precordillerana de La Araucanía.
Según informó Cristián Wagner, gerente de La Fusta, los resultados de crecimiento de los primeros árboles plantados de esta especie son promisorios. “Incorporamos ejemplares para su evaluación, demostrando una gran rusticidad, por su adaptación al medio y su capacidad de crecer en terrenos degradados, lo que permite la recuperación de los suelos y de la biodiversidad, además de proteger cuencas hidrográficas y captura de carbono”, informó.
Javier Guerra, ingeniero forestal y asesor técnico de La Fusta, dice que la siguiente etapa de este proyecto se relaciona con el intenso trabajo que ha llevado adelante en nuestro país la ingeniero forestal e investigadora del Instituto Foresta, Infor, Claudia Delard, con esta especie, que lleva el nombre científico de “Pinus pinea”.
“Nosotros quisimos hacer en Chile esta prueba de establecer los modelos de producción combinada de trufas blancas y piñones, que son gourmet, de alto valor en el mercado, y entonces trajimos inóculos, probamos las plantas con este hongo, vimos que esta asociación en vivero era exitosa y esas plantas, con la micorriza ya establecida, la llevamos a campo en distintos ensayos desde la Región Metropolitana a Aysén, en una amplia zona ecológica, y hasta hoy las plantas, en tres años se están desarrollando bien, al igual que sus raíces”, explica Claudia Delard.

EXPERIENCIA
DE LONQUIMAY
Respecto a la experiencia en Lonquimay, Javier Guerra relató que para evaluar si soportaban el invierno y la nieve que en teoría cae en promedio tres meses, se hizo un ensayo en La Fusta con 400 plantas en una hectárea, las que según señaló, tuvieron un alto prendimiento, pese a que se les aplicó un tratamiento de fertilización muy básico.
Guerra, anunció que gracias al apoyo de Infor y de Claudia Delard, se sumarán 200 nueva plantas de pino piñonero inoculadas, las que según señaló, debieran desarrollarse mejor, “dado que la asociación simbiótica con el hongo permite que se genere mayor cantidad de raíces y mejor crecimiento, entonces esperaríamos mucho mejor prendimiento que las que dejamos plantadas inicialmente”.
“En La Fusta tenemos 3 mil 500 hectáreas quemadas en recuperación, y la idea es ir plantando distintas especies para proteger y recuperar el suelo, principalmente especies nativas, como por ejemplo, araucarias y lengas, sin dejar de lado la posibilidad de incorporar plantas como el pino piñonero, que nos permite controlar la erosión y darle dinamismo a la economía local, a través de la producción de frutos de alto valor que requieren un uso intensivo de mano de obra, pensando también en el mediano plazo, en la transferencia de plantas y del conocimiento a comunidades pehuenches con disponibilidad de terrenos erosionados e improductivos “, puntualiza Cristián Wagner.
El fruto del pino piñonero en el mercado mayorista se cotiza entre los 20 y 45 euros el kilo, mientras que el precio de la trufa blanca “tuber borchi” varía en los mercados entre los 300 y 400 euros el kilo.


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