Opinión vacas

Publicado el 10 abril, 2017 | por editor

Las cuatro brechas clave que dificultan la asociatividad en el sector lechero

El proyecto “Propuesta de modelo de gestión asociativo que fortalezca la competitividad de la Cadena de Valor Láctea de la Región de Los Lagos a través del vínculo Sector Productivo-Sector Público-Universidad con un enfoque inclusivo y territorial”, tuvo como objetivo fortalecer la capacidad competitiva de los productores de leche a través de la identificación de las brechas que afectaban el desempeño del sector las cuales se relacionaban con la “productividad relacional”.

Esta iniciativa fue generada por el Centro de Estudios del Desarrollo Regional y Políticas Públicas (Ceder) de la Universidad de Los Lagos, financiado por el Programa Regional de Conicyt y con el apoyo de la Asociación Gremial de Productores de Leche de Osorno (Aproleche) y la Asociación de Empresarios Agrícola de la Provincia de Llanquihue (Agrollanquihue),

Entendemos “productividad relacional” como aquella que permite generan vínculos a través del capital social. Es decir, el capital que permite que la gente coopere para lograr objetivos en común sobre la base de un conjunto de normas y valores compartidos. Para que esta cooperación tenga lugar, deben existir relaciones de confianza.

En el sector lácteo en particular, este es un enfoque casi inexistente a nivel de estudios, siendo un proyecto inédito en su tipo.

Entrando en la etapa final del proyecto, destacamos cuatro elementos clave para entender qué tipo de asociatividad necesitan los productores lecheros de la región.

Aprendiendo de las experiencias de fracaso y éxito:

Primero es necesario entender que la asociatividad requerida actualmente no es la misma que tenía lugar hace cuarenta años atrás. Aquí podemos analizar dos casos de cooperativas: unas que no fueron capaces de adaptarse a los cambios que imponía el libre mercado y otras que entendieron que el modelo cooperativo debía adaptarse a las nuevas reglas del juego.

En cuanto al primer caso, existe un caso emblemático en la provincia de Osorno, nos referimos a la Cooperativa Agrícola Lechera de Osorno – Calo.

Esta cooperativa data desde los años 30, y a juicio de los productores lecheros, sucumbió principalmente por gobiernos corporativos que realizaron una mala administración, demostrando falta de control y profesionalismo en áreas estratégicas como gestión gerencial. Hoy esta negativa experiencia del pasado genera desconfianza en el modelo cooperativo. No obstante, es necesario que los productores de leche generen aprendizajes sobre los desaciertos de este modelo de gestión para no repetir los errores del pasado.

En cuanto al segundo caso, tenemos la experiencia cooperativa de Colun, líder en el mercado en cuando a recepción de leche de sus productores. Su éxito se asocia a buenas decisiones en materia económica debido a buenas administraciones, pero también a su tamaño/escala en la época más compleja del sector, y a su aprovechamiento de los espacios comerciales que dejó el repliegue de las otras cooperativas.

Destacan su transparencia, dinamismo en toma de decisiones y una profunda división de funciones entre productores y área comercial. Todo esto, según los productores, generaría el compromiso que la mantiene, y mantuvo, funcionando hasta ahora y que la ha convertido en líder del mercado lácteo.

Los productores y su cultura individualista: Mito o realidad.

Los productores de leche construyen en una primera instancia una imagen de agricultor como una persona individualista, adverso a proyectos asociativos. Reconocen a los “otros productores” como sujetos desconfiados, que buscan su beneficio personal, desleales, egoístas. Todas estas características, identificadas como parte de la idiosincrasia del chileno y del agricultor-empresario, según los entrevistados constituyen una de las principales, sino la principal, piedra de tope para avanzar hacia una real asociatividad en el sector.

Esta construcción de la identidad antiasociativa de los productores de leche no deja de llamar la atención. Es interesante mencionar que los productores al mismo tiempo que condenan estas conductas individualistas y plantean la necesidad de una colaboración basada en el compromiso, plantean que se debe dejar espacios de movilidad para que los ‘legítimamente’ individualistas puedan transitar por las asociaciones según conveniencia y comodidad.

Quizás el acomodar esta condición, que por momentos se plantea como algo inherente al productor-empresario, permita generar espacios asociativos para aquellos potenciales productores de leche que crean en un modelo asociativo a largo plazo donde primen los objetivos del grupo por sobre los individuales.

Defensa y enjuiciamiento a la industria láctea. La principal paradoja del sector

De manera transversal existe una condena moral a las prácticas anti-asociatividad llevadas a cabo por la industria. Se critica ampliamente su nulo interés por participar en el desarrollo tanto de los productores, como de la comunidad, territorio y país (en el caso de las dominadas por capitales extranjeros como Nestlé y Soprole) en el que se insertan.

Sin embargo, acompañando el relato de las diversas y cuestionables acciones en contra de los productores, de los acciones en contra de los proyectos asociativos y de sus malas prácticas productivas, existe una silenciosa justificación por parte de los productores de leche.

Para ellos, la conducta de la industria responde a los límites de acción impuestos por el sistema actual. Así, en términos empresariales, ‘ese es su negocio’ y quizás bajo esas mismas condiciones ellos actuarían de la misma manera. Ahora bien, reconocen que ellos no comparten sus intereses y que por lo tanto hay que dar un valor social agregado a sus propias actividades empresariales.

En general existe una crítica a ciertas conductas, prácticas o imposiciones del sistema, pero todo es parcializado por su adhesión a las reglas del juego: el libre mercado, la libre competencia y el dinamismo económico garantizado por el libre tránsito y un mercado tibiamente regulado.

Llama la atención que poco o nada se dice de la distribución láctea que en Chile está en manos de los supermercados y que se están apropiando de la mayor parte del excedente generado por la cadena láctea.

La asociatividad que el sector lechero en la región necesita. Motivaciones y potencialidades.

Se requiere un nuevo paradigma en el sector que fomente una asociatividad 2.0 fundada en una construcción compartida que promueva una cultura de cooperación bajo plataformas de aprendizaje colaborativo. Existen distintos modelos asociativos de acuerdo al perfil de productor que se trate. Existirán productores que tengan objetivos de mejoramiento de precio de producción final e insumos y otros que quieran transitar hacia un modelo cooperativo mayor que les permita construir mayor autonomía frente a los otros eslabones de la cadena. No existe una receta para todos los productores. Dependerá del objetivo estratégico empresarial de cada grupo el modelo asociativo elegido.

Finalmente, se puede mencionar que existe un grupo importante de productores que realiza una valoración positiva con respecto al futuro, factibilidad y posibilidades de prácticas asociativas en el sector. Tanto hoy como en el pasado, las crisis han sido unas de las mayores impulsoras de instancias de asociatividad. Queremos que este proyecto impulse una asociatividad con sentido, una asociatividad fuerte que permita que los productores se proyecten en el tiempo a través de la construcción de redes sólidas y de confianza en el presente.

 


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