Opinión BOVINOS

Publicado el 2 julio, 2019 | por editor

La rusticidad como atributo de valor de las razas bovinas de Patagonia Verde

La ganadería bovina del sur de Chile actualmente se concentra en el valle central de las regiones de La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos, orientándose a la producción de leche y carne y basándose principalmente en la alimentación en base a praderas. En este sentido, los desafíos actuales se centran en el aprovechamiento óptimo de los nutrientes de la pradera y en la adaptación a factores ambientales cambiantes. Dentro de estos últimos, destacan por ejemplo, el aumento de las temperaturas medias y descenso de las precipitaciones principalmente en el período estival, o menores precipitaciones y temperaturas durante el invierno.

Históricamente, los biotipos más utilizados han sido las razas Holstein-Friesian y Overo negro en el caso de la leche, y Hereford y Angus en carne. Otra raza interesante ha sido el Overo colorado que tiene una orientación doble propósito, pero con una mayor presencia y selección hacia el biotipo lechero.

Hacia el sur de la región de Los lagos, en la Patagonia verde, se repiten varios de estos biotipos bovinos aunque con una orientación casi exclusiva a la producción de carne. Llama la atención que, si bien la tendencia al alza de temperatura de verano se mantiene, es durante la época invernal donde se presentan los desafíos de adaptación más importantes, observándose temperaturas bajo cero, nieve y vientos que disminuyen aún más la sensación térmica, así como una disponibilidad limitada de forrajes de buena calidad que den respuesta los requerimientos energéticos y nutricionales.

En este contexto se generan condiciones para la selección de ganado de alta rusticidad y gran capacidad adaptativa a condiciones ambientales extremas, entendiendo la rusticidad como la capacidad que tiene un individuo (en este caso un bovino) de superar las distintas variaciones del ambiente, sin perjudicar la producción.

ESTUDIOS

Durante el último tiempo el Inia ha estado desarrollado en este territorio algunos estudios que permitan aprovechar el valor de la rusticidad desarrollada bajo estas condiciones, especialmente en las razas o biotipos predominantes. En esta zona las razas predominantes son el Overo colorado y Hereford (aprox. 20% cada una) y luego Angus rojo y negro (13%). Otros biotipos que se observan en menor proporción son el overo negro (6%) y aún menos algunos ejemplares de razas especializadas de carne como Simmental y Limousin. No obstante, se destaca el hecho que en la población de toros reproductores el biotipo Angus está incrementándose rápidamente.

También llama la atención que un 40% de los bovinos estudiados corresponden a biotipos híbridos, que son el resultado de sucesivos cruzamientos. Hasta ahora, estos cruzamientos han sido la mejor herramienta que tienen los productores para satisfacer las demandas productivas de sus rebaños. Sin embargo, dada la baja orientación o asesoría respecto a esta herramienta, los beneficios sólo se manifiestan en la progenie directa (F1) tomando como base el vigor híbrido, y no se diseminan a generaciones posteriores.

Otras metodologías como la selección genética, o la genómica, están ausentes del territorio, dado la organización del rubro, el reducido acceso a reproductores superiores y la ausencia de registros productivos precisos, a diferencia de lo que está ocurriendo más al sur en Aysén donde con similar enfoque los productores, por ejemplo de Angus, están asociados y emprenden actividades comerciales con apoyo de instrumentos público-privados, y ya realizan evaluaciones genéticas objetivas.

Es claro que en estos territorios la rusticidad animal emerge como un atributo de valor que es posible intencionar y producir, y que a la vez es demandado por el mercado de reproductores. Este atributo se alcanza principalmente por selección natural y, por tanto, la rusticidad y un ambiente difícil o desfavorable están correlacionados. Obviamente, la Patagonia verde es un ambiente extensivo y/o cordillerano, agreste e inhóspito, y por tanto los animales que se gestan y/o desarrollan aquí activan mecanismos que les permiten no solo sobrevivir, sino que también reproducirse y producir con ventaja en ambientes adversos o variables.

Al respecto, es interesante destacar que nuevos reportes científicos indican que el medio ambiente condiciona la expresión de genes y así la adaptación del individuo al ambiente a través de marcas (epi)genéticas heredables en el ADN, las cuales no alteran su secuencia pero sí su actividad y/o expresión. Las características típicas de la rusticidad son: capacidad de amortiguar el déficit nutricional, adaptación a los alimentos disponibles, recuperación rápida de la condición corporal, adecuada termorregulación, adaptación a accidentes topográficos y una adecuada resistencia a enfermedades infeccionas y/o parasitarias.

Así, animales gestados y criados en este territorio se caracterizan por una buena rusticidad, lo que se refleja en una adecuada ganancia de peso y su venta a mercados formales para su recría y/o engorda, por ejemplo, a productores del valle central y precordillera de la zona de Osorno y Llanquihue. Es interesante que en estas zonas (Osorno, Llanquihue y otros), la ganadería está siendo fuertemente presionada por otras actividades productivas, no sólo lechería, sino que también cultivos y frutales, lo que está desplazando la producción de carne a sectores más cordilleranos. Por tanto, se puede avizorar que en un futuro cercano se requerirán reproductores que manifiesten mayor rusticidad, para que produzcan adecuadamente en condiciones más agrestes.

una oportunidad

En este sentido, surge una oportunidad concreta para los ganaderos de la Patagonia verde que es sofisticar su producción para generar reproductores bovinos portadores de características distintivas de rusticidad.

En la actualidad ya se produce venta de reproductores Angus y Hereford desde la zona de Aysén hacia La Araucanía, basándose en este enfoque. Abordar esta oportunidad implica desafíos de asociatividad, sin duda, y desarrollar de forma local reproductores con garantías de calidad genética, sanitarias y de trazabilidad. Para esto, se debe sofisticar la oferta de reproductores de raza adaptados al ambiente y trabajar en la conformación de planteles homogéneos, así como en la identificación y selección de animales superiores.

 


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