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Publicado el 28 diciembre, 2015 | por editor

La niña bonita de la economía en Chile será la agricultura

 

Por: Humberto Salas Jara,

Docente Facultad de Administración y Negocios Universidad Autónoma de Chile

En un escenario económico complejo y de reformas estructurales, el agro se escapa por sobre la media de las proyecciones. Cuando el comercio y la industria podrían crecer en torno a un 2%, la construcción se estabilizaría creciendo al 1% y la minería, puntal económico de la última década, cesará su crecimiento, entonces, las miradas se centran en la niña bonita de los sectores económicos con mayor capacidad de generar encadenamientos productivos el próximo año: “la agricultura”.

El sector crecerá por sobre un 5% con una mejor performance en los períodos venideros. Sin duda, existen oportunidades y amenazas, pero la capacidad que tenga el sector de convertirlos en factores críticos de éxito potenciará su buen rendimiento.

Las reformas tributaria y laboral, han generado un clima de incertidumbre, considerando que muchos puntos de esta última no están orientados a la creación de empleos, capacitación, inclusión femenina y mejoras en la productividad. Se debe considerar que la faena agrícola está influenciada por factores exógenos no controlables demandando una mayor flexibilidad del mercado del trabajo que considere los ciclos productivos, para ello es vital el diálogo con los gremios para internalizar estos aspectos.

También es importante el trabajo que se forje para perfeccionar el código de aguas y garantizar un marco razonable de acción que no merme la productividad de los campos. Los incentivos a la inversión y tecnificación del riego son factores clave para un mejor desempeño de la actividad.

En el contexto macro, la mayor demanda por alimentos especialmente del Asia, el repunte de USA y Europa, el mayor tipo de cambio proyectado que compensará la estabilidad de precios de los commodities derivados del agro, y la depreciación de las monedas de socios comerciales podría beneficiar los precios de entrada de nuestros productos a estos mercados y potenciar la exportación.

Si hacemos un análisis sectorial podemos visualizar que el sector frutícola debe orientar sus esfuerzos en la calidad, esto debido a que los stocks internacionales y plantaciones en otras latitudes son elevados por cuanto el sello debe ser la diferenciación. Los arándanos, avellanas y berries deberían ser nuestra carta de presentación.

La industria de los cereales y granos, especialmente el maíz y el trigo deben optimizar costos y lograr economías de escala que permitan competir con los bajos precios de la producción argentina que al parecer tendrá menores trabas para la exportación.

En cuanto a la carne y la leche, las estructuras de costos se verán sometidas a escenarios de estrés. El margen será más estrecho dada la actual fijación de precios poco atractivos en mercados con comportamiento oligopólico, como los supermercados en el caso de la carne y los procesadores en el caso de la leche que desde su posición dominante y su alto poder de compra merman la rentabilidad de los productores. La clave en la industria debe ser la mayor inversión en tecnología y mecanización en la cadena productiva que permita incrementar los volúmenes de venta nacional e internacional, considerando que existe hoy una posición competitiva apta para abrir mercados con precios atractivos.

Por último, es fundamental en la macrozona sur potenciar el trabajo de las mesas público-privadas que permitan avanzar en la prevención de atentados, robos y control del delito que sin lugar a dudas hoy son piedra de tope para el desarrollo normal de las actividades del campo, estas acciones requieren de la participación de la comunidad pero por sobre todo es responsabilidad de la autoridad política.

 


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