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Publicado el 30 agosto, 2021 | por editor

Implementan modelo de gestión para la producción de material parental de papa semilla certificada

PAPAS1En el contexto del programa “Innovación tecnológica aplicada a procesos productivos del Centro Regional de la Papa para el fortalecimiento de la competitividad del territorio costero, Región de La Araucanía”, que es ejecutado por INIA Carillanca y financiado por el Gobierno Regional, se desarrolla un valioso trabajo de investigación que permitirá asegurar la disponibilidad de papa semilla certificada para los productores de seis comunas: Freire, Saavedra, Teodoro Schmidt, Gorbea, Carahue y Toltén. La iniciativa se desarrolla desde el 2016 en el Centro Regional de la Papa (CRP) de INIA, ubicado en la comuna de Carahue, sector Tranapuente.

En el marco de este importante programa, se implementó un modelo de gestión para la generación de material parental, con el que se inicia el escalamiento de papa semilla certificada. El objetivo de dicho modelo es generar masivamente material parental de distintas variedades de papa, con óptima calidad fitosanitaria, alto potencial fisiológico y pureza varietal. Lo anterior, considerando que en la norma específica de certificación de semillas de papa, emitida por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), se define textualmente al material parental como “la unidad más pequeña usada por el mantenedor de la variedad, a partir de la cual se deriva toda la semilla de la misma, a través de una o más generaciones”. Según esta definición, las plantas in vitro y minitubérculos libres de patógenos y utilizados para multiplicar una variedad, son considerados como material parental. De acuerdo a la norma antes mencionada, estos materiales poseen la codificación de “G0″ y “G1″ respectivamente, en la línea generacional de producción de papa semilla certificada.

El modelo de gestión indicado consta de tres grandes etapas: generación de plantas in vitro, producción de minitubérculos y manejo de post cosecha, las que se desarrollan en laboratorio, invernadero y bodega climatizada, respectivamente. Cada una de ellas posee estrictos controles sanitarios, de manejo agronómico y trazabilidad por parte del equipo técnico del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), como también del SAG en su rol de organismo fiscalizador.

“El cultivo de papa es de gran importancia económica para La Araucanía y representa una significativa fuente de ingresos para la agricultura familiar. La región presenta un alto potencial productivo generado por su clima, suelo, sanidad y latitud, aspectos que permiten que este cultivo, al ser manejado con tecnología adecuada, genere altos estándares de producción. A pesar de lo antes expuesto, la producción promedio de papa por hectárea en el territorio está muy por debajo del potencial productivo esperado. Tal diferencia, se explica fundamentalmente por la falta de adopción de tecnologías que puedan atender brechas como la escasa disponibilidad de semilla de calidad, fertilización, manejo de plagas y enfermedades, riego y manejo de postcosecha”, indica Luciano Rivas, gobernador regional.

EL PROCESO

Actualmente, el CRP Tranapuente produce semilla de distintas variedades de papa de interés comercial para los pequeños productores del territorio: Pukará INIA, Patagonia INIA, Pehuenche INIA, Desirée, entre otras. “El escalamiento de este material se inicia en el laboratorio con el establecimiento del cultivo in vitro a través de la desinfección de brotes de tubérculos, realizado al interior de una campana de flujo laminar. Consiste en sumergir el tejido vegetal en distintos agentes desinfectantes por un tiempo determinado, haciendo sucesivos lavados con agua destilada. Posteriormente, el tejido vegetal desinfectado es colocado en recipientes con medios de cultivo, suplementados con vitaminas y hormonas vegetales, para inducir el incremento en el número de brotes y el enraizamiento de las plantas”, explica Mayelí Moreno, bióloga, encargada del Laboratorio de cultivo de tejidos vegetales de INIA.

Una vez establecido el cultivo in vitro de estas variedades, se procede a la multiplicación masiva del material a través de la micropropagación, una técnica de cultivo in vitro que consiste en producir masivamente y en muy corto tiempo, plantas a partir de pequeñas porciones de ellas, tales como segmentos de tallo con yemas o meristemas, los cuales se cultivan asépticamente en un recipiente con medio de cultivo y se incuban en cámaras de crecimiento con ambiente controlado, teniendo como resultado plantas sanas. Bajo dichas condiciones y al cabo de tres semanas, las plantas alcanzan un porte adecuado para ser trasplantadas a platabandas en invernaderos y dar inicio a la etapa de producción de minitubérculos, que comienza con la limpieza y fumigación del invernadero y de las zonas aledañas para evitar el crecimiento de malezas.

Posteriormente, las platabandas se rellenan con sustrato desinfectado en un vaporizador. Se establece un marco de plantación abriendo agujeros generalmente a distancia de 8 cm x 8 cm. Se procede al trasplante de las plantas in vitro removiendo cuidadosamente el medio de cultivo y colocando cada una de ellas de forma individual en los agujeros. Cada platabanda debe estar identificada con una etiqueta donde se señala el nombre de la variedad, la fecha de plantación, el origen del material, el número de plantas, la fecha de cosecha y el código de inscripción en la plataforma online de certificación de semilla del SAG.

“Cabe indicar además, que en el marco del programa se financió la construcción de un invernadero con tecnología moderna, que considera la implementación de controles de temperatura ambiental y humedad relativa, apertura automática de faldones laterales y lucarnas, riego por goteo, pantallas de sombra, camas calientes y recubrimiento por mallas antiáfidos. Toda esta tecnología facilita el manejo agronómico que requieren las plantas en los invernaderos, particularmente el riego, aporca, fertilización y control preventivo de enfermedades, así como también incrementa el rendimiento y calibre de los minitubérculos”, acota Patricio Méndez, ingeniero agrónomo encargado de la iniciativa.

Generalmente, la aporca y fertilización se realiza a los 30 días pos-trasplante y consiste en remover el sustrato, agregando sustrato adicional con una mezcla de fertilizantes, para oxigenar el suelo y favorecer el desarrollo de las raíces y minitubérculos. El control preventivo de enfermedades se realiza semanalmente y consiste en aplicar insecticidas y fungicidas, evitando la aparición de plagas y enfermedades que pudieran afectar el crecimiento de las plantas y el rendimiento de los minitubérculos. Adicionalmente, en cada una de las platabandas, así como también en las puertas del invernadero, se colocan trampas amarillas pegajosas para atrapar insectos voladores que puedan ser vectores de virus de papa.

Luego de 90 días en invernadero, se procede a la cosecha. En este momento, se suspende el riego y se corta el follaje para lograr el endurecimiento de la piel de los minitubérculos (suberización), evitando la aparición de enfermedades post cosecha y favoreciendo la ruptura de la latencia, así como el crecimiento de los nuevos brotes. Una semana después, los minitubérculos se cosechan cuidadosamente, se contabilizan y se clasifican de acuerdo a su calibre: pequeño (15-22 mm) o grande (23 mm-30 mm). Los minitubérculos cosechados se conservan en cámaras de frio a 4 °C. Las bajas temperaturas retardan la brotación de los minitubérculos hasta que se aproxime la fecha para el establecimiento de semilleros pre-básicos en campo, momento en el cual se programa el aumento gradual de la temperatura para romper la latencia de la semilla y promover el crecimiento de los brotes.

Es importante resaltar la participación del equipo del Laboratorio de Fitopatología de INIA Carillanca, encargados del establecimiento de diversos puntos de chequeo fitosanitario y pureza varietal a lo largo de todo el proceso de generación de material parental. Este procedimiento consiste en el análisis molecular de muestras tomadas a partir de brotes de tubérculos, plantas in vitro, plantas en invernadero y minitubérculos cosechados, para luego emitir un informe que garantiza la sanidad del material y permite dar continuidad al escalamiento productivo en campo. Aquel material que no tenga óptimas condiciones fitosanitarias se elimina del proceso, en conjunto con la línea que le dio origen.

“Frente a todo el modelo de gestión que desarrollamos como INIA, y donde hemos visto el compromiso del Gobierno Regional, no cabe duda que contribuimos a la consolidación de una estructura productiva, competitiva, innovadora y sustentable para el rubro papa en el territorio costero de La Araucanía. Contar con papa semilla certificada mejora la productividad y rentabilidad del rubro al insertarse de manera competitiva y segura en los mercados que lo demanden”, dijo finalmente Elizabeth Kehr, directora regional de INIA Carillanca.

 


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