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Publicado el 5 octubre, 2015 | por editor

El rostro y el esfuerzo tras el sabor de las papas fritas sureñas

Lucy Henríquez es el rostro tras el sabor de las tradicionales Qui-papa de Temuco, las cuales se han mantenido en el mercado por más de cuatro décadas entregando lo que su creadora define como “el auténtico sabor casero”.

Estas papas fritas originalmente se llamaban Quimey, sin embargo, tal y como relata Henríquez, una empresa santiaguina registró el nombre, dejándola sin una marca que en Temuco llevaba 22 años de tradición.

Por lo mismo, y con el fin de dar paso a una nueva etapa, la señora Lucy decidió renombrar a las antiguas papas Quimey como Qui-papa, etiqueta que hoy es sinónimo de éxito, tradición, calidad y sabor, pero por sobre todo: constancia, determinación y esfuerzo.

De esta manera, son 42 años los que Henríquez lleva cultivando la misma receta, una que la ha convertido en todo un referente culinario de la Región, ya que a través de una fórmula simple, pero arraigada a la tradición artesanal celebra más la tradición.

HISTORIA

“Este producto me lo traspasó una señora alemana, que casualmente se llamaba Lucy; ella era vecina de la casa de mis papás en Holandesa. Yo tenía 21 o 22 años y me vendió todo esto y fui aprendiendo. En ese tiempo estaba en la universidad estudiando Pedagogía en Física en lo que era la Universidad de Chile, pero no terminé”, contó Henríquez.

Así, en cuanto a su motivación indicó que el lado económico fue el catalizador de su emprendimiento en aquel entonces, ya que “vino el Golpe, y había que trabajar, tenía dos niños ya, estaba recién casada, entonces se me vino cuesta arriba el mundo”, indicó la madre de tres profesionales del área de la Ingeniería.

La dueña de esta empresa familiar comenzó friendo las papas en ollas que tenía en su casa y con una cocina de cuatro quemadores. Sin embargo, el éxito poco a poco comenzó a llamar a su puerta, por lo que su negocio fue creciendo sin perder la etiqueta de “casero”.

Por lo mismo, fue comprando maquinaria moderna y además hoy cuenta con dos trabajadores como parte de su “staff”, quienes se suman a una producción que rescata productos nacionales y regionales en su preparación.

En cuanto a la clientela la señora Lucy puntualizó que “tengo clientes fieles, incluso del extranjero. En el verano cuando viene gente de afuera me piden para llevar para Inglaterra, Estados Unidos, Canadá, y en Chile para Puerto Montt, Balmaceda, entre otras”.

Lucy Henríquez adjudica dicho éxito al “auténtico sabor casero” de su producto, el cual es procesado pasando por una peladora y por el cortado en un trabajo en agua, “porque de lo contrario se produce oxidación”, agregó quien utiliza un aceite que no da espuma que pide directamente a Santiago. Para finalmente agregar la sal, la que ha disminuido paulatinamente en beneficio de la salud de sus consumidores.

PRODUCCIÓN

Actualmente, la fábrica de esta emprendedora regional entrega para el disfrute de los temuquenses dos tamaños de bolsas de papas fritas, las cuales son hechas con productos nacionales y con la receta original del exitoso negocio.

Por una parte, 120 gramos llenan el envase de la versión pequeña de Qui-papa, de la cual se producen diariamente 150 paquetes que a su vez llenan seis cajas, las que posteriormente son entregadas en distintos puntos de la ciudad.

Mientras que la versión grande del producto corresponde a los 200 gramos, de la que se producen 120 paquetes, llegando en total a una producción diaria –entre ambas versiones– de 60 kilos de papas fritas, para las que se necesitan 3 a 4 sacos del tubérculo.

APOYO

Sergio Vera, esposo y colaborador de la señora Lucy, fue enfático en señalar que “es ella quien ha hecho la mayoría de las cosas. Ella es la que entrega el producto, la que hace los contactos, en el fondo yo ayudo bastante, pero es ella la principal proveedora de esto”.

Sin embargo, y a pesar de que la situación cambió rotundamente una vez iniciado el negocio, don Sergio no la apoyó inmediatamente. “Al principio me opuse un poco, porque pensé que no iba a resultar y como yo era funcionario público y teníamos tres hijos en la universidad, no lo veía bien. Fui un poco pesimista en ese aspecto. Pero, en cuanto empezó la apoyé en muchas cosas”, sentenció.

En ese sentido, para Vera, la figura de su mujer es la que a través de los años ha convertido a la marca en la favorita de los temuquenses, adjudicándole –sin lugar a dudas– el peso de aquella hazaña a la constancia, dedicación y trabajo de Lucy Henríquez.

 


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