Reportajes maría victoria

Publicado el 23 marzo, 2015 | por editor

El esencial aporte del “poder femenino” en el sector agropecuario de Chile

El 43% de la fuerza laboral agrícola de los países en desarrollo está compuesta por mujeres. Esto según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En Chile las mujeres ocupadas en la agricultura en el trimestre octubre – diciembre de 2014 representaron 20,9% del total de ocupados del sector, cifra que se incrementó a 23,4% en el trimestre noviembre 2014 – enero 2015. Al observar la variación entre ambos trimestres, las trabajadoras agrícolas se incrementan en 15,1% (23.134 trabajadoras).
Estos números si bien evidencian el importante aporte que realiza la mujer trabajadora agrícola a la actividad, en especial cuando se aproxima la época estival, aún queda mucho por hacer.
Según explica Carolina Lizana, pro decana de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Austral de Chile (UACh), ellas en comparación con los hombres, sólo obtienen una fracción de la tierra, el crédito, los insumos (como semillas mejoradas y fertilizantes) y la formación e información en agricultura que ellos reciben según lo indicado por FAO.
Este escenario, advierte la docente, está evolucionando gracias a la liberalización de los mercados y la reorganización del trabajo agrícola, así como el aumento del interés por el medio ambiente y la sostenibilidad, que están redefiniendo los vínculos entre el género y el desarrollo. De esta manera las mujeres participan en el desarrollo de nuevas actividades económicas como empresarias autónomas, realizando venta directa, desarrollando actividades como el agroturismo, productos con valor agregado, entre otras.

AGRICULTORA
POR HERENCIA
Este es el caso de María Victoria Petermann, productora agrícola de La Araucanía, quien se arriesgó en 20o1 con 1,5 hectáreas de chardonnay en la localidad de Perquenco. Hoy es la dueña del viñedo productivo más austral del país y un ejemplo de perseverancia.
“La viña ha sido un tema muy interesante. He ido aprendiendo, porque éste era un tema nuevo para mí, innovador y a veces arriesgado debido al clima y a la falta de conocimiento del rubro en la zona. Pese a estos problemas, los logros conseguido de todas maneras han sido gratificantes”, sostiene Petermann, quien proviene de una familia ligada al agro y donde las mujeres han tenido un rol fundamental.
“En mi familia ha habido varias mujeres agricultoras y todas se desempeñaron exitosamente. Mi madre Hilda Fernández de Petermann fue la primera mujer de la zona en ir a la feria de ganado a defender sus animales y yo simplemente continúe su ejemplo”, afirma.
Para esta mujer trabajar en un rubro que tradicionalmente se considera como masculino es difícil, pero no imposible.
“Si a uno le gusta el tema y tiene por la tierra ese amor que yo lo explico como un opio. Cuando la tierra se te mete entre las uñas te es muy difícil desvincularte”, precisa Petermann, quien confiesa que a a veces tiene miedo a la soledad.
“Es difícil, hay imponderables que no puedes manejar y esas dificultades son iguales para hombres y mujeres . Hoy día hay más mujeres trabajando en todos los ámbitos, igual habrá más mujeres en el agro”.

la mujer de las flores
Con más de 15 años en el rubro, Violeta Aldana, quien reparte sus coloridas plantas por todo el país, será una de las primeras exportadoras florales de la Región.
“La satisfacción que me da es que mis flores llegan a hartos puntos del país, y ahora también van a ir afuera”, cuenta con orgullo Violeta Aldana, dueña de Aldanagro, pyme regional que lleva quince años vendiendo flores en todo el país, y que este 2015 comenzará a comercializar sus productos en el extranjero, convirtiéndose en el primer emprendimiento floral de La Araucanía en exportar de forma directa.
Actualmente, Violeta Aldana – florista que claramente le hace honor a su nombre- produce seis variedades de flores, vendiendo alrededor de 300 mil bulbos al año.
A pesar del actual éxito de esta emprendedora radicada en Gorbea, exactamente en el sector El Liuco, el camino no ha sido fácil, puesto que además de batallar durante los primeros años con el impredecible clima de La Araucanía, también tuvo que armarse de una buena cartera de clientes, trabajo que declara duró a lo menos tres años.
“Gracias al esfuerzo y la perseverancia es lo que tengo ahora. Por eso siempre les aconsejo a las personas que emprenden un negocio que hay que ser siempre constantes con lo que uno inicia. Me ha tocado ver a muchos productores que se van cambiando de cultivo, dependiendo de lo que les entrega el Estado o las circunstancias”, cuenta esta mujer, que declara que gracias a las flores “logré educar a mis tres hijas, ahora todas profesionales”.
Dado sus niveles de producción y la demanda latinoamericana de flores de buena calidad, en octubre próximo planea hacer su primera exportación de lilium a Perú, país que gracias a los bajos costos de traslado, se convierte en un punto confiable para este incipiente nicho de mercado.

cultivo orgánico
Ana Coliboro es de Paillaco. Es presidenta del Comité Orgánico de esa comuna y de la agrupación de la Feria Libre. Hace 18 años se inició formalmente en la producción de hortalizas orgánicas, las que actualmente distribuye principalmente en la Cooperativa La Manzana y en un restaurante vegetariano ubicado en Isla Teja, en Valdivia.
“El interés del cultivo orgánico lo llevo de nacimiento, porque mi mamá toda la vida lo hizo. Me fui a Santiago por 18 años y me devolví a mi tierra porque no pude vivir sin este oficio, allá sembraba en macetas pero no era lo mismo”, contó.
En el sector Nassa –ubicado en el camino viejo a Futrono- produce en invierno lechuga, ciboulette, cilantro, perejil, espinaca; y en verano, arvejas, porotos, habas, papas y choclos.
“Tengo cinco invernaderos, pero hoy estoy trabajando con dos por la sequía que me encareció los costos de luz. Cuatro invernaderos de 6 por 15 metros y uno de 6 por 18 metros, y además tengo una huerta. En total son tres cuartos de hectárea”, detalló la agricultora.
Agregó que: “He tenido harta ayuda de Indap, de repente pido un crédito y así compro mis insumos orgánicos, es una gran apoyo”.
Ana Coliboro planteó que su desafío es contar con un sistema de paneles solares.
“El agua de vertiente que uso para consumo de la casa, la uso también para riego. Ahora que me encareció el agua tengo que llenar mi estanque cuatro o cinco veces en el día, por eso mi sueño es contar con un nuevo sistema de riego”.

los desafíos
Silvia Richard, es ingeniera agrónomo y administra del campo de su padre “El Cabalabozo” en la provincia de Osorno.
Asegura que las grandes trabas con las que se encuentran las mujeres en las actividades agrícolas se perciben a la hora de realizar grandes esfuerzo físico como cargar y descargar camiones con sacos, hacer cercos, solo por mencionar algunos. Aparte de eso, no hay otras mayores dificultades, pese a que existe un mundo campesino que es mayormente dirigido por hombres donde muchas veces surgen problemas de idiosincrasia que hace que no acepten una mujer trabajadora en el campo.
“Aunque, esta situación ha ido disminuyendo, porque en el campo he tenido mujeres y no han tenido problemas”, comenta.
Asegura que en algunas labores las mujeres funcionan muy bien como en las ternereras y en la sala de ordeña.
Eso sí, el gran desafío para las mujeres, señala Richard, es compatibilizar muy bien la vida familiar con el trabajo en el campo, “porque considero que la mujer debe mantener unida su familia, ayudar en la crianza de sus hijos, ser esposa, etcétera. “Tenemos que saber compatibilizar el trabajo del hogar con las labores del campo”, comenta Richard.


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