Reportajes 4

Publicado el 29 febrero, 2016 | por editor

El cambio climático y sus potenciales efectos en el agro

Se entiende el cambio climático como una modificación del clima con respecto al registro histórico climático global o regional en escalas de tiempo variable y comparable. Según explican los expertos este cambio incluye variaciones en los principales parámetros meteorológicos como la lluvia, temperatura, presión atmosférica, nubosidad, viento y todos los demás elementos del sistema atmosférico.

El término cambio climático usualmente suele emplearse para referirse al efecto producido por la acción del hombre (o sea por causas antropogénicas); sin embargo también se debe considerar la variabilidad natural del clima registrada durante los períodos de tiempo.

Para Josué Martínez-Lagos y Marta Alfaro Valenzuela, investigadores de Inia Remehue, el cambio climático es evidente. Aseguran que desde hace décadas que se observan cambios en los patrones climáticos con variaciones inusuales en la temperatura y en la cantidad y distribución de las lluvias. Gran parte de estos cambios pueden ser atribuibles a las consecuencias del efecto invernadero y del calentamiento global.

Existen evidencias que permiten determinar que verdaderamente existe este calentamiento global y que las actividades humanas son una de las causas más probables de su ocurrencia. Ejemplo de ello es que se estima que las tres últimas décadas han sido las más calurosas en comparación a cualquier otra década desde 1850, con un aumento de temperatura de 0,85 °C de 1880 al año 2012 (IPCC, 2013).

Para el futuro se prevé un aumento global de temperatura que bordea los 1,5 °C en comparación a la era preindustrial; sin embargo hay escenarios mucho más pesimistas que indican que podría registrase un aumento de hasta 4,8°C (IPCC, 2013).

Las actividades productivas del ser humano alteran la composición de la atmósfera, ya que emiten gases con efecto invernadero (GEI) como por ejemplo: vapor de agua, ozono, dióxido de carbono, metano, óxido nitroso y halocarbonos (compuestos gaseosos que contienen carbono además de alguno de los elementos como flúor, cloro o bromo) los cuales han aumentado sus concentraciones en la atmósfera.

IMPACTOS

El dióxido de carbono ha aumentado cerca del 40% en comparación a los niveles registrados en la era preindustrial. Además la destrucción de zonas boscosas, la degradación de suelos y el avance del desierto, junto con el uso de combustibles fósiles también son algunas de las principales fuentes antropogénicas de emisión.

Si bien es cierto que parte de este dióxido de carbono emitido puede ser absorbido por los océanos, al combinarse químicamente con el agua puede provocar la acidificación de los mismos, lo que impacta las condiciones de la biota que habita en ellos y por consiguiente la productividad de las zonas de cultivo y de pesquerías artesanales que viven de esta importante actividad.

El calentamiento global también impacta significativamente a la agricultura debido a los cambios en la temperatura; la disminución de la precipitación y variación en los patrones de distribución de la lluvia y nubosidad (por diferencia de temperatura entre el océano y la tierra); avance de las zonas áridas; deshielo de los casquetes de hielo (provocando la disminución de las reservas de agua dulce); mayor incidencia de plagas, insectos y enfermedades; ocurrencia de tormentas eléctricas y granizadas; y alteración del ciclo habitual de ciertos cultivos.

Todos estos elementos interactúan para determinar las condiciones propias del territorio en que los seres vivos nos desarrollamos y realizamos nuestras actividades para satisfacer nuestras necesidades alimenticias y las de la sociedad en su conjunto.

Los efectos del cambio climático y la magnitud de los mismos en la agricultura son distintos en cada zona geográfica, ya que estos están más relacionados con variación local del clima en comparación con la alteración de los patrones globales. Es verdad que el cambio climático y el calentamiento global afectan a la agricultura, pero también es cierto que ésta última es una de las principales fuentes de emisión de gases con efecto invernadero a la atmósfera.

Las actividades agrícolas provocan la emisión de dióxido de carbono, metano y óxido nítrico a la atmósfera, considerándose a la agricultura como la fuente principal de las emisiones de metano de origen animal. Lo anterior acentúa el efecto invernadero, ya que los gases atrapan el calor y lo reemiten en todas direcciones, causando el aumento de la temperatura de la superficie del planeta que no es capaz de reflejar toda esta energía en forma de calor y luz hacia el espacio.

EN CHILE

Si bien es cierto que bajo un escenario de cambio climático una alteración permanente de las condiciones locales limita el potencial actual de producción de alimentos en ciertas zonas, habrá otras donde se propicien condiciones favorables para el desarrollo de nuevos tipos de cultivos. Se prevé el movimiento de grandes cantidades de alimento entre países o zonas exportadoras a las importadoras, con mayores ingresos y desarrollo para las zonas productoras.

Con el fin de lograr la seguridad alimentaria de la población chilena queda de manifiesto la necesidad de considerar todos los posibles efectos del cambio climático en los territorios, por lo que debemos saber cómo anticiparnos y adaptarnos a una futura realidad con patrones del clima distintos y con variaciones para así potenciar la productividad agrícola bajo estas nuevas condiciones.

En términos muy generales, los modelos predictivos indican que en un futuro Chile será un país más cálido, con menos lluvias (pero con más días nublados) y más propenso a la ocurrencia de intensas tormentas. Todo esto provocará la modificación de los paisajes típicos del territorio ya que la base para la existencia de ellos es la disponibilidad permanente de agua, la cual se limitará debido a la menor cantidad de lluvia en ciertas zonas del país y al derretimiento de las reservas de agua que se encuentran en los glaciares. Lo anterior también influirá en la disminución de la masa boscosa nativa del territorio, con cambios en los ciclos de nutrientes. Además se espera un avance de las zonas áridas y del desierto en dirección a la zona central del país.

Concretamente podría esperase una disminución en los rendimientos, calidad y diversidad de los cultivos en el norte y centro de Chile, los cuales podrían ser progresivamente trasladados hacia las zonas centro-sur y sur. Esta situación sería el resultado de cambios en el ciclo natural de los cultivos, con posibles: cambios en la fecha de siembra o plantación; disminución en la germinación de semillas; inadecuado desarrollo foliar; maduración precipitada del fruto; y baja resistencia al ataque de plagas, insectos y enfermedades.

La predominancia de las condiciones secas requerirá importantes inversiones y cambios significativos en los sistemas de almacenamiento y uso del agua (mayor frecuencia de riego), además de medidas para el mejoramiento del drenaje del suelo.

Condiciones más secas del suelo también podrían provocar cambios en los procesos de degradación de la materia orgánica (y por ende en estructura del suelo) e intensificación de los procesos de erosión. Esto sería importante para el sur de Chile ya que buena parte de los suelos del llano central del territorio poseen un alto contenido de materia orgánica.

En el sur de Chile la pérdida de superficie boscosa podría aumentar las áreas de cultivo; sin embargo, por la aptitud de nuestros suelos esto podría significar la intensificación en el uso de fertilizantes químicos, con el riesgo de pérdidas de nutrientes al medio ambiente ya sea por arrastre, lixiviación y/o emisión gaseosa. Además la mayor vulnerabilidad a plagas, insectos y enfermedades también supone un aumento en el uso herbicidas, insecticidas y fungicidas con un posible deterioro de la biomasa microbiana del suelo.

CULTIVOS

No todos los cambios proyectados son negativos, por ejemplo el Ministerio de Medio Ambiente (MMA), la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa) y la Universidad de Chile indican que teniendo en cuenta los rendimientos actuales de algunos cultivos como el trigo en escenarios futuros podría presentarse un aumento gradual en los mismos desde la precordillera del Bio-Bio hacia el sur del país.

También se proyecta un aumento productivo significativo en el cultivo de maíz en la zona sur y también de papas y porotos desde la Región de la Araucanía a la Región de Los Lagos. También el área para el cultivo de algunos frutales podría ampliarse hacia la zona sur del país, abarcando las regiones de La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos.

En la producción animal se prevé un cambio en los patrones de precipitación en la zona sur con menor disponibilidad de lluvia en la época estival, esto impactará las praderas de las Regiones de La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos que son la base de la alimentación del ganado en estos territorios. Estas podrían sufrir disminuciones en su productividad principalmente por el estrés hídrico que suscitarían los veranos más secos. Al contrario para la Región de Aysén podría esperarse una mejora en la productividad de las praderas por el aumento de temperatura y la ininterrumpida disponibilidad de agua.

Dependiendo de las condiciones del suelo y la ocurrencia de heladas en la zona, en las áreas productivas donde se registre un aumento de la temperatura podría incentivarse el cultivo de ciertas especies y variedades adaptadas para este tipo de condiciones, esperando además un aumento en los rendimientos de las que ya son habitualmente cultivadas en los territorios. Algunos ejemplos son: pepino, espárrago, porotos, tomate, calabaza, zapallo y maíz dulce que requieren temperaturas >17°C.

Si las variaciones en las condiciones ambientales atribuibles al cambio climático se suscitaran de manera gradual, muchas plantas y organismos vivos podrían adaptarse; sin embargo aquellos que no tengan la capacidad de hacerlo con rapidez y eficacia podrían verse superados por otros más competitivos que prevalecerán en los futuros agroecosistemas.

Hay que considerar que la estimación de los efectos del cambio climático en las condiciones productivas futuras en Chile se basa en proyecciones, por lo tanto existe un grado de incertidumbre asociado a los modelos utilizados para la obtención de éstas. Dichos modelos toman en cuenta información específica generada a nivel local o regional, por lo tanto si ésta es limitada o inexistente es más difícil prever con certeza lo que ocurrirá en el futuro. Además la implementación de medidas de adaptación/mitigación en el presente pudiera tener beneficios que influirían en el futuro de los sistemas productivos locales.

MEDIDAS

La adaptación al probable y nuevo escenario determinado por el cambio climático incluye entre otras cosas desarrollar e implementar medidas para la cosecha de agua; mejorar el almacenamiento y distribución del recurso (canaletas, reservorios y embalses); diseñar e implementar tecnologías para mejorar la eficiencia de uso en condiciones de riego; identificación y preparación ante la ocurrencia de eventos climáticos extremos.}

También hay que preocuparse de la disminución del riesgo climático con sistemas de alerta y control integrado de plagas, insectos y enfermedades; identificación e implementación de medidas para detener y recuperar los suelos degradados; ejecución de programas de mejoramiento genético que generen futuras variedades que permitan disminuir el estrés hídrico y térmico.

Por último es importante fomentar la conservación genética de actuales variedades con mejores características de desempeño productivo ante condiciones extremas como heladas, inundaciones, sequias o salinización excesiva del suelo; y la formación de la población civil y del capital técnico humano para ayudar a los productores a afrontar los desafíos del cambio climático a nivel local.

 


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