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Publicado el 13 enero, 2020 | por editor

Con huertos interactivos y granjas educativas innovan en el sur

Hace poco más de tres años que Lucila Albizú (37), abrió el primer huerto interactivo de la región de Los Lagos, el que está ubicado en la localidad El Moro de Chifin Alto, en la comuna de Río Negro.

La pequeña agricultora, que se crió en esta zona y es hija de productores ganaderos, comenzó a producir alimentos hace 10 años junto a su esposo Moisés Arismendi. Ambos buscaban innovar en el rubro con una propuesta diferente.

“Veía que no podíamos crecer. Nos conocimos en la región Metropolitana con mi esposo y decidimos volver a la zona. Él también era de la provincia de Osorno”, cuenta.

La iniciativa partió con un pequeño huerto para el consumo familiar. Tras el éxito de su proyecto habilitó tres hectáreas (ha) y hoy ya cuenta con 10 ha cultivadas.

“Empecé a producir frutillas, golden berries, habas, frutas y verduras que no se veían en la zona. A la gente le llamó la atención y conversé con mi esposo y lo motivé”, dice.

ALCANZANDO SUEÑOS

El Huerto Interactivo El Moro, abierto de lunes a domingo, se ha ido consolidando y fortaleciendo de la mano de la innovación. Por ejemplo, utiliza energías renovables fotovoltaicas para el sistema de riego de frutales. Frutillas, plantas de estevia, diferentes tipos de berries y de frambuesas, arándanos, tomates, pepinos y otro tipo de cultivos son parte de la canasta que ofrece esta pareja de emprendedores.

“Lucy” como le gusta que la llamen, señala que el trabajo ha sido muy intenso, pero se siente muy satisfecha de lo que ha logrado junto a su familia.

De forma permanente recibe delegaciones de agricultores, a quienes da a conocer su modelo de trabajo, también fue reconocida por Aproleche como líder en su rubro y recibió el premio Elena Caffarena.

En la actualidad da empleo a personas de la zona y también cuenta con el apoyo de alumnos en práctica que provienen de escuelas agrícolas de la región.

“El público puede venir al huerto, donde puede recoger lo que quiere llevar y cancela los kilos que cosecha. La idea es que el público pueda vivir la experiencia de estar en el campo, que los niños aprendan y además se lleven un producto sano”, cuenta Lucy.

Comenzó con 600 plantas de frutillas y en la actualidad alcanza las 300 mil, produciendo diez meses al año.

Cuenta además con un vivero certificado por el Servicio Agrícola y Ganadero de plantas medicinales, donde produce cerca de 3 mil unidades.

En este proceso de crecimiento ha contado con el apoyo de Conadi, Indap y el Centro de Negocios.

El uso de las redes sociales como Facebook ha sido una de las herramientas clave para la agricultora, a través de su página da a conocer la producción y también entrega recomendaciones a otros productores.

“Motivar a otras mujeres agricultoras ha sido un gran desafío, ya que hay muchas que no saben cómo partir y sólo necesitan un empujoncito”, explica.

GRANJA EDUCATIVA

Martín Neumann comenzó hace cinco años la Granja Educativa Buena Vista, ubicada camino a Trumao a 15 km. de Osorno. Tenía estudios en el área y luego de dedicarse al comercio buscaba nuevos desafíos y también una mejor calidad de vida.

Actualmente, cuenta con poco más de una hectárea sembrada con hortalizas y frutales que se van produciendo de acuerdo a la época. En sus huertos destacan las frambuesas frutillas, zapallos italianos, lechugas, arvejas, manzanas, hierbas medicinales, albahaca y lechugas, entre otros.

También posee una granja educativa con animales como gallinas, conejos, patos, pavos reales, gansos, chivos, alpaca, llamas, ovejas e incluso un burro, los que están en contacto con las personas y también se pueden alimentar.

Neumann explica que todo ha sido con inversión propia y ha logrado tener una producción agroecológica.

“El interés de la gente se ha ido incrementando. Los productos son más baratos y la gente se interesa y le gusta venir con los niños y familia. También entregamos a restaurantes”, señala.

Hoy trabaja con voluntarios extranjeros y también con apoyo familiar.

HUERTO EN CASA

María José Reyes, ingeniero agrónomo de la Universidad Católica de Chile, dejó Santiago para emigrar al sur hace 12 años. Luego de desempeñarse en empresas del sector agrícola decidió emprender hace un año con Vivero Palguín en Osorno.

“Vi la necesidad de la gente de tener huerta en su casa. Cuando empecé a ver que había mucha gente con el mismo interés implementé el diseño de invernaderos con hortalizas y frutales menores como arándanos y frambuesas, las que se pueden mantener todo el año y que producem lo que corresponde a la temporada”, explica.

La profesional recalca que entregan el proyecto listo e incluso si la persona lo necesita hacen el seguimiento, la mantención de la huerta, los almácigos y todo lo que requiera.

“Potenciamos también la economía circular, se recolecta agua lluvia y se riega cuando se requiere”, comenta.

La profesional señala que se adapta a espacios grandes y chicos, incluso departamentos con huertas verticales que permite tener hierbas aromáticas, tomate cherry y lechuga y ser autosustentable. También trabajan con compost.

“Lo que se hace es devolver a la tierra lo que se va quitando y que sea amigable”.

La agrónoma ha desarrollado proyectos en las regiones de Los Ríos y Los Lagos y también ha tenido interés de clientes en Santiago.

“Es algo que me apasiona demasiado. Es un tema que interesa mucho a los niños”, concluye.

 


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