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Publicado el 19 febrero, 2018 | por editor

Cómo aplicar las buenas prácticas ganaderas en el uso de purines

Los purines son los principales subproductos y/o “residuos” generados en predios lecheros y corresponden a la mezcla de heces y orina de ganado, diluida con agua lluvia o de limpieza, que puede contener restos de material de cama (aserrín, chips, u otro) normalmente utilizados en la crianza de animales, junto con residuos de alimento.

Tienen un alto contenido de materia orgánica, y macro y micronutrientes los cuales pueden ser reciclados en forma cruda en suelos agrícolas por medio de su aplicación directa en praderas y cultivos forrajeros.
La mayoría de los problemas de contaminación por aplicaciones de purines ocurren debido a prácticas de manejo inadecuadas, como por ejemplo altas dosis de aplicación, equipos mal calibrados y uso en épocas de baja demanda por los cultivos o con suelos saturados de humedad (invierno).
Si bien en términos generales el riesgo de contaminación por purines es difícil de eliminar, se puede reducir drásticamente por medio de la implementación de Buenas Prácticas Ganaderas (BPG).
Las BPG consisten en una serie de acciones involucradas en el aseguramiento de calidad e inocuidad de los productos alimenticios obtenidos de la producción primaria asociados al ganado bovino.
En Chile, estas BPG son de cumplimiento voluntario, y son relevantes en el ámbito del uso de purines por la importancia sanitaria que adquiere este manejo en la transferencia de agentes patógenos altamente infectocontagiosos para los animales y potencialmente zoonóticos para el humano.
La implementación de BPG muchas veces sólo requiere de una readecuación del manejo actual predial y la aplicación de medidas simples.
Es por ello que, con el propósito de “hacer las cosas bien y dejar constancia de ello”, las BPG dirigidas a la producción lechera recogen una serie de recomendaciones proporcionando pautas preventivas.
Las BPG deberían considerar las etapas de antes, durante y después de la generación de purines sin afectar significativamente la producción, reduciendo los impactos en el medio ambiente, cuidando la salud humana y contribuyendo con el bienestar animal.
A continuación se entregan recomendaciones de BPG para el control de patógenos en purines de predios lecheros.
1. BPG en la etapa previa a la producción de purines
Un factor clave para reducir la carga de patógenos en purines es la prevención en la introducción de agentes causantes de enfermedades en el predio. Para esto, se debe considerar el tipo de sistema productivo, tipo de estabulación y la aplicación de BPG en el rebaño, involucrando aspectos de sanidad, nutrición e higiene animal, disposición de animales muertos, manejo de productos químicos agrícolas, control de insectos y roedores, y seguridad del trabajador.
2. BPG en el acopio/durante la producción de purines
Las pautas preventivas deben tener un enfoque integral incluyendo la disposición y manejo de los purines, debido a que su utilización sin un manejo adecuado previo a la aplicación en praderas y/o cultivos constituye una vía de diseminación de patógenos de origen fecal al medio ambiente, y representa un potencial riesgo de infección para la salud animal y humana.
– Contar con un sistema de almacenamiento de purines para la totalidad de los purines producidos, debidamente impermeabilizados, evitando derrames y filtraciones.
Una capacidad de almacenamiento insuficiente de purines implica un constante vaciado de los pozos y frecuentes aplicaciones a praderas y cultivos, por lo tanto, el tiempo de permanencia de los purines en el pozo es insuficiente para lograr una adecuada eliminación de patógenos. Además, el constante aporte de purines frescos al pozo contribuye con nuevas fuentes de microorganismos viables, existiendo una constante inoculación de los purines. En general, se recomienda mantener los purines almacenados por un periodo superior a los 2-3 meses, previo a su aplicación a suelos agrícolas.
– El pozo purinero debe estar situado en un sitio seguro, teniendo en cuenta la pendiente, el impacto visual, olfativo y el riesgo de contaminación hacia cuerpos de aguas superficiales y subterráneas, y como una posible fuente de vectores y plagas. El acceso debe ser restringido, por lo que se recomienda utilizar cercos perimetrales, que a su vez previenen accidentes fortuitos. Asimismo, se recomienda colocar señalética de acceso restringido y otras afines.
– Una vez implementado el sistema de almacenamiento de purines, se debe inspeccionar regularmente para detectar fugas y controlar los posibles daños en las estructuras.
– Los pozos purineros no son basureros, por tanto no debe eliminarse allí restos de utensilios veterinarios, guantes, bolsas, u otros desechos, que pueden ser fuente de contaminación y/o afectar equipos para su aplicación al suelo.
– Para reducir los volúmenes de purines generados, y así poder aumentar el tiempo de almacenamiento y la materia seca del purín, se debe reducir el aporte de aguas al pozo de almacenamiento. Para ello se recomienda, evitar la contaminación de aguas lluvias con fecas y orina canalizándolas independientemente hacia el exterior de la sala de ordeña. Además es importante reducir el volumen de agua de limpieza, implementando sistemas de reciclaje, reutilizando el agua de limpieza de equipos y haciendo un uso eficiente de los raspadores manuales o mecánicos para la limpieza de pisos.
– Mantener un plan de manejo mensual de los purines, en el cual se establezca un procedimiento por escrito de las indicaciones, que debe incluir un registro de la frecuencia de la recolección de los purines y cantidad de purín almacenado según número de animales en ordeña (n° de vacas de ordeña).
– En el caso de traslado de purines dentro o fuera del predio, se deben emplear sistemas de transporte que eviten derrames, escurrimiento, y en el caso de fecas secas, la contaminación por partículas en suspensión.
3. BPG posterior a la producción de purines
Posterior a la generación de purines se debe poner los esfuerzos en realizar una adecuada aplicación a suelo, praderas y/o cultivos, tomando como precaución la potencial diseminación de patógenos.
4.1BPG en el uso de registros para la aplicación de purines
– Llevar registro de las aplicaciones de purines en los distintos potreros del predio.
– Confeccionar un mapa del predio donde se mida el riesgo de contaminación, el que incluya las pendientes, tipos de suelo, fuentes de toma de agua, aguas superficiales y subterráneas. De esta manera se deben identificar con colores los lugares de prohibición o restricción de la aplicación de purines, en contraste con aquellos en que si estará permitido su uso.
– Evitar que los pozos rebalsen en períodos de alta pluviometría.
– Se recomienda impermeabilizar pozos purineros, para lo cual se pueden utilizar materiales como hormigón, poliestirenos de alta densidad (HDPE) o PVC especial para purines (Foto 1).
4.2 BPG en el transporte del purín
– Los medios transportadores de estiércol y purines (Ej. carros purineros), deben ser cerrados en el fondo y en los costados además de ser cubiertos, para evitar derrames.
– Luego de la descarga, se debe realizar una limpieza de la superficie interna y externa del transporte para evitar la descomposición de los purines residuales y la proliferación de agentes patógenos.
– Se debe solicitar que las maquinarias y equipos provenientes de terceros (prestación de servicio) estén limpios y en lo posible desinfectados, en particular aquellos utilizados para el manejo y aplicación de purines.
4.3 BPG a considerar en la zona de aplicación
– Se deberá hacer una estimación de la superficie disponible efectiva en el predio para la aplicación de purines. En sitios planos o semiplanos de aplicación, debe mantenerse una franja o distancia igual o superior a 3 metros de protección, sin adición de purines, de cuerpos de agua superficiales (ríos, lagos). Esta superficie se incrementa exponencialmente con el aumento de la pendiente del terreno.
– Evitar la aplicación de purines en suelos poco profundos o que contengan rocas fisuradas.
– Utilizar un sistema de aplicación que permita su fácil distribución en los suelos de forma homogénea.
4.4 BPG en el método de aplicación
– El sistema de aplicación de purín influye directamente sobre la sobrevivencia y diseminación de patógenos. En términos generales los métodos de aplicación se clasifican en aplicación por aspersión, en bandas por sobre la superficie del suelo, por inyección bajo el suelo y el bosteo de forma natural.
– Evitar el efecto de deriva durante la aplicación de purines (Foto 2). Los purines aplicados mediante aspersión son dispersos de manera relativamente homogénea sobre la superficie, quedando los patógenos expuestos a las condiciones ambientales.
Sin embargo, esta forma de aplicación genera un potencial impacto negativo de dispersión de patógenos por vía aerógena, haciendo que la fauna silvestre y las personas entren en contacto con patógenos aún viables, pudiendo causar un impacto sanitario a predios lecheros colindantes libre de enfermedades.
– Se recomienda que estos métodos de aplicación no superen una altura máxima de aspersión de 4 metros sobre el suelo, debiendo evitarse su uso en días con vientos fuertes.
Los sistemas de irrigación de baja presión implican la separación de purines para la obtención de la fracción líquida. Los patógenos contenidos en los líquidos al quedar sobre el suelo se encuentran con mayor susceptibilidad a los rayos UV, pero con mayor riesgo de diseminación de patógenos por escurrimiento a cuerpos de agua superficial.
– En pastoreo, las condiciones anaeróbicas, de humedad y oscuridad presente en las bostas son muy favorables para el desarrollo de patógenos.
Para reducir el riesgo y la carga de patógenos en estas condiciones, se recomienda esparcir las bostas sobre la pradera usando una rastra de neumáticos o clavos.
– El sistema de aplicación deberá considerar las condiciones tipo de suelo existente. La aplicación de purines en suelos arenosos o arcillosos agrietados aumenta el riesgo de diseminación de patógenos a cursos de agua subterráneos.
4.5 BPG según dosis y momento de aplicación
– Se debe aplicar los purines en época primaveral, dado que en este periodo las condiciones ambientales son menos propicias para la sobrevivencia de patógenos, y el cultivo o pradera se encuentra en activo crecimiento.
– Nunca se debe aplicar purines en invierno, las altas precipitaciones, las bajas temperaturas, y la escasez de rayos UV son parámetros favorables para la supervivencia de patógenos.
– Se debe evitar aplicaciones nocturnas de purines, debido a la falta de luz solar necesaria para eliminar patógenos.
– Para la aplicación en suelos laboreados, el purín debe ser incorporado al suelo, antes de 48 horas desde su aplicación, para evitar la proliferación de patógenos, olores y vectores, y evitar pérdidas de nitrógeno al ambiente.
– De igual manera, no se recomienda pastorear con animales en etapas juveniles las praderas donde recién se ha aplicado purines, pues el riesgo de infección es mayor.

 

Marta A. Alfaro y Francisco Salazar S.
Ing. Agrónomos, Ph.D.
Instituto de Investigaciones Agropecuarias,
Centro Regional de Investigación Remehue, Osorno


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