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Publicado el 9 mayo, 2016 | por editor

Avellano chileno: ¿cuál es su potencial comercial?

Hasta en $11.000 se puede transar un kilo de avellana chilena en el retail. La demanda a nivel nacional se estima en alrededor de 30.000 toneladas al año. Esta nuez, pese a tener un alto potencial comercial, aún no se ha desarrollado en un ciento por ciento y debe competir con frutos secos que están mucho más avanzados productiva y comercialmente.

Las iniciativas ligadas al fruto de la Gevuina (Hermosa flor” en mapudungún), especie conocida como el avellano chileno por su semejanza con el avellano europeo, han ido creciendo y como no, si se trata de un árbol nativo conocido desde los tiempos de los mapuches prehispánicos y cuya baya posee un alto valor alimenticio.

Hasta ahora la mayor parte de la oferta existente en el mercado proviene de recolectores, quienes se internan en los bosques en busca de los frutos; sin embargo, se evidencia un aumento en el interés por domesticar la especie y establecer huertos productivos.

PLANTACIONES

En La Araucanía los vecinos de Lastarria, en la comuna de Gorbea, notaron cómo esta especie retrocedía dando paso a las plantaciones forestales. Frente a este fenómeno, José Durán, visionario productor de avellana chilena en el sector rural de Pidenco Alto, apostó una década atrás por plantar dos hectáreas con árboles de avellano chileno que tras ocho años le dan una cosecha 80 mil kilos en la temporada.

“Gorbea no alcanza a cubrir la demanda de avellana, por lo que tuve que comprar en otras comunas como Cunco y Loncoche para poder cumplir con el compromiso de 8 mil kilos tostados la temporada pasada”, explicó la productora Alejandra Espinoza, quien junto a José Durán trabajan las dos únicas tostadurías en Pidenco Alto debiendo sortear dificultades como el aislamiento del sector, la escasez de fruto fresco y la natural complejidad del manejo del avellano para reproducirlo en huertos.

“Lo ideal es que pasemos de la recolección (silvestre) de avellanas a la producción de quintas que nos permitan contar con frutos de calidad y un volumen que asegure cumplir con los compromisos para la temporada, porque los productores de avellanas ya no damos abasto…”, agregó Alejandra, quien hace 5 años decidió dejar de lado su vocación de profesora de matemáticas en Gorbea para aventurarse a trabajar un huerto de 3 hectáreas plantadas con avellano chileno.

Algo similar ocurrió en Trovolhue en la comuna de Carahue, donde María Sonia Neira, dueña de la tostaduría La Familia implementó su huerto, el que incluso ha sido materia de estudio gracias a la realización de giras técnicas, en las que agricultores aprenden de su experiencia.

COSECHA

En el documento “Resultados y lecciones en Producción de avellanas chilenas como recurso para productores rurales”, elaborado por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) se establece que la maduración del fruto tarda alrededor de un año, pasando del color verde al rojo y finalmente a un breve pardo amarillento que señala la madurez. Posteriormente se torna negro, en paralelo al proceso de abscisión y caída del fruto que ocurre entre los meses de febrero, marzo y abril.

La recolección se efectúa de forma manual por familias rurales; tras lo cual el producto se almacena en sacos de 50 a 70 kg, efectuándose la venta en bruto a acopiadores a pie de camino o a procesadores artesanales de localidades cercanas.

En Chile, se recolectan cerca de 30.000 toneladas de fruto al año, que se destinan a la producciónde avellana tostada. En la recolección participan entre 25.000 y 30.000 personas. En general se trata de campesinos que poseen una economía de subsistencia y que representan los índices de pobreza más altos del país.

El mercado consumidor más importante en la venta de las avellanas es la Región Metropolitana, con un 50% de participación, siendo la avellana tostada la más consumida, con alrededor de un 80%.

El mercado de la avellana es casi completamente nacional; muy pocas empresas presentan registros oficiales de exportación, y sólo lo hacen para algunos subproductos de la especie. Un ejemplo de esto se verifica en el hecho de que las avellanas no cuentan con una glosa aduanera propia y se les asigna la que corresponde a la avellana europea.

DATOS AGRONÓMICOS

El avellano chileno aún no es una especie que se use como cultivo agrícola en forma habitual, pese a esto existen ensayos y pruebas que permiten definir algunas de sus características agronómicas. La Universidad Austral de Chile (UACh) y la Universidad de la Frontera (Ufro) han avanzado en la incorporación de la especie como cultivo.

Recientemente en la comuna de Carahue, en La Araucanía se desarrolló el seminario “Cultivo y manejo del avellano (Gevuina avellana Mol.), una especie arbórea ecológicamente sustentable”. Esta actividad organizada por la Universidad de La Frontera a través de su Facultad de Ciencias Agropecuarias y Forestales, la Municipalidad de Carahue y Conaf, entregó detalles de las potencialidades de esta especie nativa.

Rubén Carrillo López, director del Departamento de Ciencias Agronómicas y Recursos Naturales de la Ufro, explicó que a través del Proyecto Únete que lleva por nombre: “Modelo de restauración ecológica en poblaciones de Araucarias presentes en la Cordillera de la Costa de la región de La Araucanía: Una alternativa para la sustentabilidad ambiental”, están trabajando con el avellano.

Esta iniciativa se está desarrollando en el predio de la Ufro en la comuna de Carahue. En este sector se han preocupado por temas asociados a la propagación y establecimiento del avellano y araucarias en su ambiente natural como parte de la restauración del área “Bien Nacional protegido Las Araucarias”.

“La producción de plantas de avellano está orientada fundamentalmente a restaurar ecosistemas naturales con participación de Araucaria araucana (pehuén)”, explicó Carrillo, quien aseveró que esta superficie fue entregada por bienes nacionales en comodato a la Ufro por cinco años.

“Lo más importante es que es una especie nativa árborea. Es una especie leñosa que no supera los 20 metros, siempre crece asociada y nunca forma bosques puros, pero es importante desde el punto de vista de la sustentabilidad de los ecosistemas en los cuales se desarrollan”, sostuvo el investigador, quien advirtió que la idea fundamental de este proyecto es mantener la variabilidad genética en los ecosistemas en los que se encuentra.

“Nosotros sacamos el avellano para hacer emprendimientos asociados a plantaciones individuales y ahí muchas veces se puede pensar en seleccionar esta fruta que es rica en aceite, pero se va perdiendo la variabilidad genética. Lo importante es mantener la variabilidad genética en los ecosistemas naturales”, recalcó.

En cuanto al cultivo del avellano chileno, Carrillo explicó que éste se maneja como un frutal y eso significa que se tiene que ir podando para que genere una mayor producción.

“Hay que ir podando las yemas foliares y también las florales para que exista mayor ramificación a menor altura y una mayor producción de frutos”, afirmó.

Lo otro importante agregó “es que el sistema radical tiene una curiosidad, que no tiene otro grupo vegetal, que son las raíces proteiformes o raíces en racimos, que corresponde a proliferaciones de pelos radicales en ciertos sectores de la raíz lo que muchas veces hace que la gente piense que son nódulos y los corta”.

El docente advirtió que estas raíces son muy frágiles y, por lo tanto, cuando uno quiere establecer plantas en un invernadero o en otro lugar hay que evitar la acción mecánica que insida en el sistema radical.

“Cuando se traslada a otro lugar, cuando se hace un repique se desprende esas raíces y por lo tanto esas plantas en el lugar definitivo dura sólo un par de meses y muere”, concluyó.

INVESTIGACIONES

Fernando Medel, docente de la Universidad Austral de Chile, se ha dedicado a investigar este frutal. El experto advirtió que se ha desarrollado por varios años un programa de evaluación de selecciones clonales de avellano , donde además se ha caracterizado la composición y propiedades de sus frutos.

El investigador sostuvo que una serie de trabajos preliminares realizados en la década de los 70 en el marco del Programa de Mejoramiento Genético y Productivo de Gevuina, previeron su gran potencial en el mercado nacional e internacional como frutal de nuez en base a sus nueces comestibles, tanto en forma natural como procesadas. Complementariamente a sus cualidades nutricionales, se han ido sumando el desarrollo de aspectos farmacológicos, silvícolas, energéticos, ornamentales y apícolas.

El investigador advirtió que con el propósito de estudiar y promover el conocimiento de este importante recurso natural, conservando y mejorando la especie, el programa ha contado con tres líneas de investigación principales:

a) desarrollo de genotipos de alta calidad y rendimiento de nuez con objetivos frutícolas y agroindustriales.

b) selección de clones en función de la composición química de la nuez (fibra, carbohidratos, minerales , proteínas, aminoácidos, lípidos, complejo antioxidante: ácidos grasos, vitaminas liposolubles, esteroles) y características físico-químicas del aceite (absorbancia a la radiación UVB-UVA) , con fines nutricionales y fitoterapeúticos.

c) selección de árboles semilleros para la actividad forestal y desarrollo de portainjertos.

La hipótesis general se ha basado en la posibilidad de seleccionar clones con características específicas en el marco de la variabilidad genética de la especie, que presenten una gran adaptabilidad productiva. Este concepto toma en consideración germoplasmas adaptados a diferentes condiciones de medio y caracterizados por un gran rusticidad, rendimiento y calidad, logrados mediante mínimas aplicaciones tecnológicas y operacionales, promoviendo la producción orgánica o biológica en un ambiente natural , protegido y sustentable.

En cuanto a las propiedades de este fruto, destaca la cantidad de fibras, vitaminas y minerales. Su aceite también llama la atención a científicos de la industria farmacológica y cosmetológica.

El aceite de avellana chilena es reconocido en los medios científicos como una excelente base oleosa para cosmética, por sus propiedades de rápida absorción, debido al contenido de ácido hexadecanoico y de retinol; por su capacidad de absorción UV, que lo convierte en un bloqueador solar natural con un factor protección entre 30 y 50 FPS, y por su alto contenido en vitaminas A y E.

 


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