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Publicado el 7 septiembre, 2015 | por editor

El hombre que expandió las zonas vitivinícolas más allá de la frontera

 

 

 

Fue un vino que probó en Nueva Zelanda el que motivó a Felipe de Solminihac a emplazar un viñedo al sur del Bío Bío. La calidad y el sabor del Chardonnay del país oceánico era muy distinto a lo visto en Chile y eso fue suficiente para que le rondará la idea de establecer una viña en la comuna de Traiguén, en La Araucanía, y a 650 kilómetros de Santiago, en la latitud 38º sur.

Una zona fría, con abundante lluvia (más de mil milímetros al año), suelos arcillosos y pesados fue el escenario que propició el nacimiento del Chardonnay Sol de Sol de la Viña Aquitania y con él una nueva zona vitivinícola: el valle de Malleco. Solminihac, enólogo e ingeniero agrónomo derribó las fronteras y abrió las puertas a la elaboración de vinos finos más allá del Bío Bío.

Su trabajo ha recibido varios reconocimientos. El último fue el “Premio a la Innovación del Vino Chileno 2014 en la categoría Enólogo Senior”, otorgado en febrero de 2015 por el diario El Mercurio por su trayectoria, tanto por su labor como enólogo de la Viña Aquitania, de la cual es copropietario, como por su trabajo pionero en Traiguén.

-Usted se arriesgó. Fue el primero en plantar uvas viníferas en la zona sur y con mucho éxito ¿Cuáles son las clave para iniciar este tipo de negocios?

-Yo creo que las posibilidades existen, pero uno tiene que tener claro para dónde quiere que ir. Hay que ver si realmente sólo quiere producir uva o hacer un proyecto más completo como la elaboración de vinos. Eso significa una gran inversión, porque producir es posible, pero elaborar un vino es uno o dos peldaños más arriba.

La comercialización es importante y en Chile somos malos para eso. No sabemos vender, no nos nace, por eso tenemos que invertir tres veces más en comercialización de lo que uno invierte en la producción.

-¿Por qué bautizó su vino como Sol de Sol?

-El sol es el astro que nos da la vida, que nos da la luz, el calor y la fotosíntesis de la planta.

Yo soy de origen francés y en francés sol significa suelo. A la planta tú le ves la parte de afuera, pero no lo que está dentro.

A mí me llama la atención que el hombre y la mujer vive de lo que tiene dentro. Puedes mostrarte feliz, pero por dentro quizás no lo estés. Lo mismo ocurre con las plantas, tú no ves lo que está pasando; sin embargo, la ves arriba. Esas dos cosas en una planta son importante. La palabra “de Sol” la agregue porque corté mi apellido.

-A Sol de Sol se le reconoce como el gran “Chardonnay chileno” ¿Cuánto se demoró en lograr un vino de alta calidad?

-Nosotros plantamos el año 1993, el primer vino se produjo el año 2000 y se vendió el año 2002. Pasaron nueve años para recién sacar un vino con mucho éxito. Eso es extraordinario, porque yo quise hacer un vino top.

Hacer un vino más sencillo se demora la mitad o menos, quizás cinco años.

-Entonces para que un vino tenga la posibilidad de ser conocido y exitoso. ¿Se tiene que demorar más tiempo?

-Uno tiene que hacer las cosas con cuidado y bien hechas. Yo diría que otro punto importante es tener contactos para dar a conocer y publicitar el vino. Eso es importante.

No todo el tiempo te conocen y no llegan a ti y por eso tú tienes que mostrarte y acercarte un poco a los consumidores.

-¿Asociarse es uno de los caminos?

-Sí, pero yo creo que también hay que utilizar a los medios de comunicación especializados, para que ellos difundan y entreguen información sobre el vino. Esto debe ser una constante y no un hecho aislado.

Hoy día hay varios medios que informan lo que ya se conoce y lo que está pasando aquí (en la zona sur) todavía es bien desconocido.

-Pero en el sur hay propuestas interesantes. Por ejemplo los productores de Traiguén están asociando sus vinos con el patrimonio arquitectónico de la ciudad.

-Sí. Yo participé en todo eso y creo que es muy bueno. Pero hay un tema cultural y es que la gente no sabe de vinos. Hay muchas personas que incluso no sabe que el vino se hace de uva.

Lo he dicho otras veces, creo que el saber de vino es parte de la cultura de Chile, de un país como el nuestro que produce cosas tan grandes y buenas: cobre, acero y salmón. El vino también es parte de esto y eso no se hace.

-¿Qué tiene Chile que sus vinos son tan reconocidos en el mundo?

-Tiene condiciones de suelo y clima que permiten la elaboración de vinos espectaculares. El clima permite tener uvas sanas y al tener uvas sanas el vino es de buena calidad. Tenemos un clima que permite no tener calor en la noche, tenemos lindos días de sol, pero en la noche refresca y eso hace que nuestra fruta sea muy sabrosa y eso en otros países no se da. Eso es lo que se trasmite al vino.

-Según su experiencia, ¿la vitivinicultura al sur del Bío Bío es una alternativa de negocio o es un sueño utópico?

-Mi visión es que es una alternativa, pero hay que saber hacer vitivinicultura para que no se convierta en una utopía. Hay que trabajar profesionalmente, con conocimiento, con asesoría para que la persona que va a entrar al negocio tenga todas las cosas claras.

Hay que tener el objetivo final claro y para eso hay que conocer lo que se va a hacer.

DESAFÍOS

-En La Araucanía hay varios proyectos, pero muchas tienen de dulce y agraz ¿En qué se está fallando?

-En la comercialización. Ellos saben producir, pero no venden todas sus botella, pese a que son vinos buenos.

Como te dije hay que invertir tres veces en comercialización de lo que se invierte en producción y eso no lo hacemos.

-En este proceso de comercialización ¿Qué rol juegan los hoteles y restaurantes locales?

-Son importantes. Hay que vender en hoteles y restaurantes, pero si uno hace un vino más tranquilo y simple también se puede atacar los supermercados de la Región.

Te aseguro que muy pocos de los pequeños productores de vinos tienen un comercial y menos salen a vender. Esperan que se les vaya a buscar para contar la información, nadie sale a contar lo que tiene. Hay que darse el tiempo para realizar estas tareas.

-¿En qué está ahora Aquitania?

-Estamos trabajando con un espumante, pero se requiere más tecnología e inversión en este proyecto.

-¿Cuáles son los desafíos de esta actividad?

-Es importante mejorar el material genético de las parras para establecer viñedos más seleccionados conservando calidad y tipo de uva que se produce; también es importante buscar estrategias para aumentar el consumo interno mediante un plan orientado a la educación para saber qué es el vino. En Chile el conocer el vino, debería ser parte de la educación de los programas escolares. Con educación se podrá apreciar el vino y saber cuándo beberlo en los momentos adecuados, siempre con moderación.

Es importante controlar bien los lugares de producción para no permitir mezclas de uvas y vinos que la ley no permite. Esto necesita de un buen financiamiento y funcionamiento de las denominaciones de origen.

También hay mucho por hacer en el ámbito organizacional de los productores para mejorar su situación de producción. Los pequeños productores son muchos y están repartidos a lo largo de la extensa superficie vitícola del país. Su labor es de gran importancia y yo veo que la manera de salir de un posible abandono es la asociatividad.

 


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