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Publicado el 8 octubre, 2018 | por editor

Calidad, cantidad y costo bajo: los secretos del ensilaje

Conservar forraje de calidad es el desafío. Para un productor lechero forma parte de su lista de acciones permanentes, preparando y provisionando lo que será parte fundamental de la alimentación en meses en que la pradera no puede sustentar este proceso.

El ensilaje de praderas es una forma en la cual el productor conserva pasto a través de un proceso donde la fermentación es la herramienta protagónica. Hacerlo bien es clave. Ese es el mensaje que comparte Producción Primaria del Consorcio Lechero. “Un ensilaje hecho a tiempo, con el corte, picado y compactación adecuados, sumado a una buena planificación forrajera, entregará nutrientes en la calidad y cantidad necesaria”, explica la coordinadora de Producción Primaria del Consorcio Lechero, Alejandra Viedma.

LA CLAVE

El Comité de Praderas del Consorcio Lechero integra a investigadores, asesores y productores. A través de este artículo, presentan las herramientas tecnológicas con una mirada práctica para enfrentar la próxima temporada de ensilajes.

El doctor Óscar Balocchi, académico e investigador del Instituto de Producción Animal de la Universidad Austral de Chile, destaca que no todos los predios lecheros tienen los mismos requerimientos de cantidad y calidad de ensilaje, por esa razón la planificación de la conservación de forraje es fundamental.

El productor lechero de Río Bueno, socio de Aproval y Colun, Jean Pierre Henry resalta que con los ensilajes de primavera en predios de producción anual “te juegas el futuro con lo que produces y conservas para la próxima temporada. El ensilaje no es un método barato, por lo tanto, hay que hacerlo bien y aprovechar las praderas que se tiene. Por lo general, el próximo invierno será con forrajes conservados más algún tipo de suplementos. Si se hace bien, se pasa bien la temporada”.

En el sur, dice, el crecimiento de la pradera invernal es muy bajo y las rotaciones de potreros aumentan en días. A la vez, hay períodos de mucha lluvia, donde no es posible ingresar con ganado, bajo el riesgo de romper la pradera. Por eso es importante el ensilaje y suministrarlo en sectores adecuados.

“Hemos evolucionado a lecherías con parto y producción de leche todo el año. Eso lo enfrentamos a una curva de producción de la pradera que es tremendamente estacional. Una pradera produce 10 veces más en un día de primavera que en uno de invierno. Y las vacas comen lo mismo todos los días del año”, resume Balocchi.

Los sistemas pastoriles nacionales con partos todo el año, a diferencia de los sistemas típicamente neozelandeses, que son estacionales, con vacas secas en invierno, requieren forraje en cantidad y calidad. “Lo esencial es que cada productor haga un balance forrajero, que es un contraste entre los requerimientos de forraje de los animales durante todo un año y el aporte de forraje durante ese año, donde hacemos una suma y resta de lo que disponemos durante los meses del año”. Esto se hace antes de la conservación de forraje.

Para el Product manager de forrajeras de Anasac, Jonathan Poff, los desafíos técnicos y las decisiones de cuándo ensilar irán ligadas a la temporada y al comportamiento de la pradera, que dan una idea del momento. Todos los años son distintos y las realidades también, agrega Jean Pierre Henry, lo que impactará en la planificación.

“Lo primero es tener presente que no es posible compatibilizar un alto volumen de cosecha en un corte con alta calidad nutritiva. El cliente es quien pone la vara y ese cliente es la vaca lechera y sus requerimientos nutricionales que determinan la cantidad de ensilaje necesaria para producir en invierno, la cantidad de proteína, energía y FDN. El desafío del productor es cortar la pradera cuando tenga esa calidad. Eso significa adelantar la fecha de corte a lo que tradicionalmente se usa. Eso se asocia a menos volumen en cada corte cosechado”, comenta Balocchi.

Los años son variables, pero la primavera tiende a ser predecible, no así los veranos. En ese contexto, tratando de satisfacer requerimientos de calidad, se debe buscar períodos de rezago más cortos, que idealmente son 45 días. En un ejemplo teórico, si se parte el rezago el 15 de septiembre, el 30 de octubre se hará el primer corte. Posteriormente, fertilizar con nitrógeno para estimular rebrote y el 15 de diciembre, hacer el segundo corte. “Con eso satisfago los requerimientos de calidad y cantidad, por los 2 cortes. Suben los costos, porque son 2 cortes, pero obtengo un alimento que es compatible con niveles altos de producción de leche”. Eso impactará positivamente en la cantidad de concentrado a comprar, si la calidad del ensilaje es óptima. Y en ese orden, agrega Henry, permite privilegiar un primer corte de excelente calidad.

Sobre las variedades a usar, existen alternativas de mejor calidad fermentativa que las hacen una buena opción para ensilar (por ejemplo ballicas de rotación por sobre ballicas perennes), pero finalmente será la realidad del productor y de las características del año, quienes dicten que potreros serán destinados a conservación por este método, comenta Jonathan Poff

En una pradera de pastoreo es posible tener 2 criterios. A veces se acorta la rotación de los potreros y por alta disponibilidad de pradera, se ensila. En otros, se ensilará las praderas establecidas para este propósito. Ahí habrá tipos de especies que sean más adecuadas para ensilaje, con ballicas de mejor capacidad fermentativa.

¿Premarchitar o no?

Claramente que sí, sobre todo debido a que se han acortado los períodos de rezago en la búsqueda de calidad nutritiva, cosechando un forraje de menos de 20% de materia seca. Y, en ese caso, apunta Balocchi, el exceso de agua representa una limitante en el proceso de fermentación. “Es altamente conveniente eliminar ese exceso a través del premarchitamiento, dejando el pasto sobre el suelo durante 24 horas, para que pierda agua. Ya con un 25% de materia seca, mejoramos el proceso fermentativo del pasto”. El resultado es un ensilaje más palatable, con menos nitrógeno amoniacal, con menos degradación de proteína y, lo más importante, la vaca lo consume más. Es un mejor uso del forraje.

Los inoculantes, agrega Poff, son aditivos de origen biológico que buscan reducir el pH en el menor tiempo posible, de manera que se pueda aprovechar y conservar la mayor cantidad de nutrientes del pasto. Cuando se está ensilando forrajes altos en humedad y proteína (como lo es el caso de las praderas, sobre todo a inicios de la temporada de ensilaje), el proceso fermentativo puede extenderse por mucho tiempo, lo que hace altamente recomendable el uso de inoculantes para acortar este proceso. “Al usar aditivos lograremos la estabilización del silo en 4 a 5 días y no en 30 a 40. Con esto tenemos una fermentación adecuada y eficiente, evitando el desarrollo de clostridios, lo que impacta posteriormente en la calidad y consumo del silo”

Otra condición es que transcurra el menor tiempo posible con el pasto cortado al aire, que sigue respirando y consumiendo nutrientes. El picado del forraje tiene que estar en relación al contenido de materia seca. En la medida que hago silos premarchitos, se debe picar más fino para que se liberen azúcares y comience la acción de las bacterias.

La compactación es la eliminación del oxígeno dentro del pasto para generar la condición de anaerobiosis. Además, el sellado tiene que ser hermético para que no entre oxígeno. Compactar no es buscar que entre más pasto en una superficie, si no eliminar la mayor cantidad de oxígeno.

Sobre el tipo de silo, agrega Balocchi, hay que preguntarse si cosecho la cantidad de ensilaje de acuerdo a los requerido ver la calidad nutritiva; y, los costos de la cosecha. Si el productor cumple esos 3 puntos, “no le voy a preguntar cómo lo hizo, cada uno puede usar la tecnología que más acomode a su propia realidad”, recomienda. En la medida que se controla los factores de fermentación, los ensilajes se encarecen. Los bolos son de fácil manejo, pero su costo es alto.

En lo personal, un sistema que le ha dado resultados a Jean Pierre Henry es el ensilaje en manga, que permite un manejo sencillo, evitando contaminaciones con el suelo, una cara expuesta más reducida, al igual que una compactación muy buena.

La comunicación con el prestador de servicios o con los operadores de maquinaria del predio es fundamental. Impactará temas como la altura del corte de la pradera, que no debiera dejar un residuo menor a 5 centímetros, para no afectar el rebrote.

El picado dependerá del porcentaje de materia seca que tenga la pradera. Si trabajamos con ensilajes de menos de 20% de materia seca, el picado no debiera ser de menos de 10 a 15 centímetros de largo. Si es un ensilaje premarchito de 30% de materia seca hacia arriba, el picado no debe ser mayor de 3-5 centímetros. Recomiendan revisar la segadora y el filo de los cuchillos, para que no impacte en el picado.

Sobre el sellado del silo, una recomendación que plantea Poff es usar plástico bicolor, en el cual el lado blanco quede al sol y el negro hacia adentro. Eso ayuda a una buena conservación. Usar neumáticos o tierra sobre la parva ayuda mucho. Si es silo en bolo, revisar que se use la cantidad de vueltas de plástico requeridas, lo que requiere atención del productor, al igual que la aplicación efectiva del aditivo.

Frente a la apertura del ensilaje, desde las 3 semanas -21 días- , en un silo de 25% de materia seca, podría ser el momento en que esté listo.

LA CALIDAD

Desde el punto de vista de evaluación de calidad, se recomienda revisar la fermentación (porcentaje de nitrógeno amoniacal, que orientará el nivel de degradación de la proteína, que debiera ser menor del 8%), el pH va relacionado con el contenido de materia seca, con menos de 20% de materia seca tiene que tener un pH menor a 4. Un ensilaje premarchito, de 30% de materia seca, tiene que tener un pH de 4,2.

Si la fermentación es mala, el ensilaje tendrá mal sabor, olor y color. Eso impactará en el consumo de la vaca y en su producción de leche. La segunda variable de calidad es el contenido de nutrientes, donde participan el porcentaje de proteína, energía metabolizable y la fibra.

“Aquí lo importante es el requerimiento de la vaca, en el caso de ensilaje de pradera, se esperaría tener un porcentaje de proteína de 14% hacia arriba; energía metabolizable, 2,4% hacia arriba; y, el FDN menor a 50%. Ese es un ensilaje que representaría una base de alimentación en invierno más cultivos forrajeros y concentrados, con los cuales se podría alcanzar niveles de producción de 15 a 20 litros para arriba. Un ensilaje de baja calidad y consumo sólo aportará a la mantención de la vaca”

 


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