Reportajes LECHEROS

Publicado el 10 septiembre, 2018 | por editor

Lecheros se adaptan al siglo XXI y usan robots para aumentar su producción

Trabajar sin la presión de tener que contar con personal calificado y responsable para las labores de ordeña todos los días del año, y de mantener un buen estándar de vida para el personal y para los animales, son factores que ya no preocupan a Malanie Siegel y Jaime Olivares, dos productores lecheros de la Región de Los Lagos que decidieron reconvertir completamente sus lecherías y volcarse complemente a la mecanización de la ordeña con robots que hacen el mismo trabajo que una persona sin descanso, todos los días -invierno o verano- y a cualquier hora.

Estos lecheros 2.0, se adaptaron al siglo XXI y hoy cuentan sus experiencias y lo que han tenido que implementar en sus predios para acomodarse a los nuevos tiempos y proyectar sus producciones de la mano de la tecnología.

PRODUCTORA MILLENNIAL

Son cerca de las 13 horas, llueve torrencialmente en el sector Curamó (distante a 10 kilómetros de Ancud y a 15km.del canal de Chacao) en la Isla de Chiloé. Malenie está en plenas labores de ordeña de sus vacas overo colorado y se apronta para comenzar el lavado de la máquina.

Lo más importante de todo es que con tres meses de embarazo, esta joven veterinaria de 32 años, no tendrá que hacer ningún esfuerzo físico y con tan sólo un click en su computador podrá realizar todo lo necesario para dejar completamente sanitizado su monobox de ordeña de la marca GEA.

Este equipo es el tercero en salir al mercado y cuenta con ventajas comparativas en cuanto a ordeño automático, con capacidad para hasta 70 vacas por cada box. El diseño funcional y moderno, con una pantalla táctil de gran tamaño y ergonomía, simplifican enormemente el monitoreo de datos, y las características de soporte manual permiten gestionar con facilidad las vacas con necesidades especiales desde el mismo pozo.

Para Melanie, contar con una lechería de última generación, le permite optimizar su tiempo, la de sus empleados, y ordeñar mientras se toma un café en la comodidad de su oficina que está frente al primer monobox que instaló hace sólo unos meses.

Llegar a esta tecnología fue algo que se surgió en un momento de crisis, ya que tenía una lechería muy pequeña -con cuatro unidades- en una manga que había habilitado en un alero de un galpón y no tenía línea de leche. Luego de llegar a hacerse cargo del campo de su padre, y tras egresar de la universidad, comenzó a mejorar las condiciones: compró un estanque de 1.050 litros y sumó cuatro unidades más para ordeñar ocho vacas de manera simultánea.

“Ordeñar en el galpón siempre fue malo, porque la instalación eléctrica era deficiente, con pendientes mal hechas, no había pozo, teníamos que agacharnos para poner las pezonera, además era una ordeña muy larga porque sólo se podía lechear ocho por vez, nos tomaba cuatro horas ordeñar 50 vacas”, detalla la joven.

Al ver todo el esfuerzo que debía hacer su trabajador, decidió hacer una inversión mayor en su sala. Paralelamente, cuando evaluaba esa inversión, su ordeñador renunció y tuvo que tomar las riendas y hacer todo el trabajo de él. “Estuve un mes ordeñando así y me cargó… terminé aburrida, y conversando con mi esposo le propuse instalar un robot de ordeña… pero fue una simple idea. Y finalmente fuimos elaborando esa propuesta como algo más concreto a medida que fuimos conociendo sus ventajas”, recuerda.

Hoy, a un año de ello, Melanie puso en marcha su primer robot con 36 vacas y proyecta instalar un segundo monobox GEA en un mediano plazo (en cinco o 10 años) y llegar a ordeñar 150.

Tuvo que reubicar su lechería, redistribuir la orientación de sus potreros y construir una sala y patio de ordeña completamente; además construyó una ternerera con un amamantador mecánico –también de la marca GEA- que se preocupa de darle la porción de leche justa y a la temperatura perfecta a todos sus terneros y terneras que en unos meses más venderá al destete con 200 kilos.

Si bien aún no puede hacer una evaluación con los aspectos positivos y negativos del monobox, asegura que antes sus costos de producción eran muy bajos, porque no daba suplemento mientras ordeñaba, y ahora tiene que darles concentrado; no obstante, en este momento, tiene más control de su producción. Con tan sólo un click sabe a qué hora se ordeñó cada vaca, la calidad de su la leche, cuando están en celo, etc; además ha mejorado bastante el recuento de células somáticas. También ha detectado que aumentó el número de ordeñas, de 2 a 2.4, es decir, casi el 50% se ordeña una tercera vez.

“Creo que es un buen sistema, no se maltrata la vaca, no la asusta o estresa porque todo el trabajo lo hace en la misma pezonera; además si la vaca se está secando y no quiere ordeñarse no viene, y las que están en peak vienen más veces y no hay problema”, detalla Melanie.

Otro de los factores positivos es poder brindar una mejor calidad de vida a sus dos trabajadores y optimizar su labor. “Uno se encarga de los partos, y de dar bolos al lote vacas secas, alimentar los terneros destetados, mantención de los cercos y en el verano cosechar el pasto. El otro se encarga de la limpieza, alimentación de vacas y terneros en la lechería”, detalla.

Si bien, el proceso de adaptación de las vacas aún se mantiene, ya que tiene partos todo el año, la mayoría sabe la ruta que debe hacer para pasar por el robot, luego al patio de comida y al pastoreo.

En temporada de primavera-verano espera ordeñar poco más de 75; y en cinco o 10 años más 150 con reposición propia. Para llegar a ello, debe hacer varios cambios: mejorar el manejo en el predio, también las praderas y hacer drenaje; además, está comenzando a cruzar sus vacas Overo Colorado con toro Montbéliarde para mejorar los sólidos y aumentar la lactancia del plantel.

Con este sistema Melanie puede proyectarse con altos estándares de calidad de vida, entregar una buena salud a sus animales y contar con los más altos estándares de calidad y tecnología GEA.

EL DESPEGUE

Para Jaime Olivares, dueño del Fundo San Francisco, en el sector Cañitas, comuna de Los Muermos, producir con la ayuda sus tres monobox de ordeño le permite proyectarse y despegar, pues hace algunos años cuando quiso crecer no pudo hacerlo por la falta de personal y por el aumento de mortalidad de sus vacas, producto de enfermedades por deficiencias en el proceso de ordeña.

“Con estoy hoy puedo crecer. Antes no podía. En algún momento tuve 240 vacas y se murieron muchas, porque era demasiada la atención que necesitan y con el personal que tenía no daba abasto”, recuerda.

Hoy, después de 22 años como productor lechero, pudo concretar el sueño que surgió tras una gira técnica que realizó a Nueva Zelanda como dirigente de una organización de pequeño agricultores de la Región de Los Lagos, durante 2005. “Dentro de la gira me tocó ver una lechería robotizada en pastoreo, la primea del mundo. Ahí se me abrió la mente, y siempre tuve la inquietud de hacer algo así. Implementé lo que tenía que hacer de acuerdo a los tiempo y cuando se me dio la oportunidad de instalar robot lo hice”, comenta este exitoso productor.

Contar con la mejor tecnología y los mejores equipos siempre ha sido un desafío para este hombre, y por lo mismo asegura que eligió el Monobox GEA, por varios factores. “Fue el tercero en salir al mercado y tenía subsanado todas las deficiencias de los otros dos robots. Además, es un sistema que me permite tener acceso a la ubre desde el pozo que también cuenta con una cámara distinta y una luz”, detalla.

Con la automatización, la eficiencia del trabajo cambia totalmente; por ejemplo, hoy cuenta con un sistema de turnos, donde una persona puede estar a cargo de 200 vacas a la vez. Antes necesitaba un mínimo dos personas sólo para ordeñar.

Para llegar a la tranquilidad que tiene él y sus dos trabajadores, se preparó bastante, tanto en el manejo computacional y en la adaptación de los animales, debido a esta nueva sala de ordeña. Para esto último, compró perros Border Colli que entrenó durante seis meses para que le ayudaran con las vacas, y hoy es apoyado fundamentalmente por sus cachorros.

“Lo que me pasó en 20 años como lechero, me pasó en un mes y medio. Desde leche acida hasta no saber qué hacer, pasando por mastitis, quedar sin agua, sin luz. He tenido buena respuesta del servicio post venta de la empresa, han estado presente en todas. El tiempo de respuesta es breve; en definitiva, ha sido el tiempo que he necesitado para estar tranquilo”, comenta Jaime.

Su objetivo es seguir creciendo con las mismas vacas (Holstein Rojo, Rojo Sueco, Híbridas y Jersey), instalar un cuarto monobox y llegar a ordeñar unas 250 vacas en promedio. “Ahora cambia el concepto, porque ya no tengo problemas de mano de obra y podré ordeñar todo el año, ya que el objetivo de los robots es hacer lo que es tan costoso hacer, sobre todo en invierno”, concluye Jaime.

 


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