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Publicado el 3 abril, 2018 | por editor

Gremio agrícola osornino llama a “marketear” mejor la carne y leche chilena

Como una verdadera oportunidad para avanzar en una campaña de información y correcto etiquetado de la carne bovina y lácteos nacionales que consumen los chilenos, los que objetivamente por su producción en base a pasto son más sanos de acuerdo a diversas publicaciones científicas sobre la materia, calificó la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno, SAGO A.G., el creciente interés que ha levantado la temática desde el 5 de marzo, cuando el gremio alertó que “no se ha hecho totalmente visible para los consumidores cuántos de los productos de sus marcas favoritas de lácteas se fabrican con leche importada”.

El tema es de alta relevancia, dado que en la actualidad una cifra cercana al 30% de los productos lácteos traducidos a litros provienen del exterior en forma de leche en polvo y quesos que luego son laminados en Chile para ser comercializados como producción nacional; y que apenas el 20% de toda la oferta nacional de carne en supermercados es chilena, mientras que el restante 80% proviene de países como Paraguay y Brasil que, más encima, ingresan cebú como vacuno.

“Es hora de hablar de carne y leche con apellido, es decir, como “carne y leche a pasto producida en Chile”, la que perfectamente puede ser considerada un súper alimento. El problema es que los médicos chilenos utilizan tablas del exterior que nada tienen que ver con lo que se produce en Chile, que es justamente nuestra diferenciación. Llegó el momento de decirle claramente la verdad al consumidor de carne y leche, para no seguir negándoles estos alimentos a los chilenos. La falta de fiscalización por parte del SAG de la correcta tipificación y rotulación de la carne importada, permite que hoy se comercialice carne tipo “U”, con el rótulo “V”, haciéndoles creer a los consumidores, que no son expertos, que compraron un producto que no es tal. Lo mismo ocurre con los lácteos: recién ahora se está empezando a saber que la mayoría de los productos se están haciendo con leche en polvo, y que, contando quesos que se laminan como chilenos, alrededor de un tercio de los lácteos provienen del exterior”, explicó Christian Arntz.

El tema no es inocuo para el consumidor. Chile pertenece al selecto grupo de países del mundo capaz de producir carne y leche de manera natural, es decir, alimentando a los bovinos casi exclusivamente con pasto. En leche, por ejemplo, apenas el 7% de la oferta internacional proviene de estos sistemas de producción, pero muy pocos lo saben.

En el caso de la carne, en el año 2014, un estudio de los profesores Rafael Larraín Prieto y Einar Vargas Bello Pérez arrojó que la composición de la carne bovina nacional es similar a la de algunos de los cortes de otras carnes que son recomendados para hacer una dieta más saludable. “De esta manera -señala el estudio-, profundizar en los efectos del consumo de carne nacional sobre la salud de las personas debiera convertirse en una prioridad para la industria y el sector de profesionales de la salud en Chile, especialmente considerando la importancia que tiene la carne bovina como fuente de nutrientes para la población, tales como aminoácidos esenciales, hierro, zinc y vitaminas del complejo B”.

La conclusión del estudio desarrollado al alero de la Facultad de Agronomía de la Pontificia Universidad Católica de Chile fue lapidaria: “los resultados obtenidos ofrecen la posibilidad de desarrollar una estrategia de diferenciación y valorización de la carne bovina nacional basados en  la venta de cortes magros que sean considerados ‘amigables para el corazón’”.

Además, los estudios científicos demuestran que el consumo regular de carne de feedlot (animales en confinamiento alimentados casi exclusivamente con concentrados) causa inflamación y no sólo aumenta el riesgo de enfermedades del corazón, sino también del cáncer.

La situación de la leche nacional no es distinta en cuanto a la información con que debe contar el consumidor. “La oferta disponible de productos lácteos que son envasados en origen sin ser sacados es baja en comparación al potencial con que contamos como país. Asimismo, en materia de carne, la oferta proveniente de feedlots es objetivamente menos saludable que la que proviene de los animales criados y alimentados a campo abierto, con un impacto ambiental inferior y mayor bienestar animal. Los médicos deben actualizar su información respecto a todos estos estudios y no utilizar tablas que se refieren justamente a carnes que no son las producidas en territorio nacional”, concluyó Arntz.

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