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Publicado el 17 octubre, 2016 | por editor

Los desafíos que trae la explosión frutícola en el sur

Los datos del último Catastro Frutícola arrojaron datos interesantes para La Araucanía. La superficie plantada en la zona ha ido en aumento constante. Hace 10 años, era de 3.780,70 hectáreas, cifra que pasó a 7.302,50 ha en 2012 y que se incrementó en 2016 a 10.535,83 ha.

“Una hectárea de arándanos o de avellano europeo significa varias veces el valor de una hectárea de cereales, significa varias veces el empleo que genera una hectárea de cereales y significa varias veces más la posibilidad de mayores ingresos y permite mejorar la calidad de vida para las personas que trabajan en esta área”, sostuvo el ministro de Agricultura, Carlos Furche.

Esta explosión frutícola es un proceso alentador, ya que da paso a un proceso de inversión y al desarrollo de la agroindustria. Es justamente este último punto uno de los desafíos que plantea el aumento de plantaciones y producción frutícola.

“Es muy alentador que tengamos el desarrollo del avellano europeo, principalmente, en la localidad de Gorbea. Todo esto genera un proceso de industrialización más o menos complejo dependiendo del producto y de la profundidad de la cadena productiva, pero no hay proceso asociado a la producción que no implique desarrollar la agroindustria”, recalcó Furche.

El ministro precisó que La Araucanía nunca dejará de ser cerealera. “En este tema hay que evitar confusiones. No, a partir de ahora La Araucanía se va a convertir en una región frutícola, pero si claramente hay posibilidad de expandir la superficie frutícola y eso se combinará con la vocación cerealera de la región. Aunque no hay duda que tendrá un importante papel en la producción de arándanos y avellano europeo”, aclaró.

Para Carlos Inostroza, presidente Araucanía Frutícola y representante de Fedefruta en la zona sur. Esta región está recién comenzando a crecer, esto gracias al cambio climático que ha extendido la frontera frutícola más al sur.

Inostroza aseguró que en este escenario es importante no sólo producir materias primas; sino que también agregar valor.

“Este crecimiento no tiene que ver con que se siga plantando, sino que se debe instalar una agroindustria; es decir, darle valor a lo que nosotros estamos plantando y cosechando. No nos podemos dar el lujo de enviar y exportar materia prima, sino que hay exportar productos más elaborado y es ahí donde la agricultura familiar entra también en este juego”.

En esta materia tiene mucho que decir, Juanita Aguilera Peña, presidente de la Cooperativa Multiberries Gorbea, organización que nace el año 2009 y que se dedica a la producción frutícola y a la elaboración de jugos.

“Gran parte de nosotros los productores cultivamos frutales en pequeñas superficies, entonces dijimos a esto hay que darle valor agregado, porque no es atractivo para una empresa comercial sólo producir fruta. Dijimos tenemos que hacer algo y nuestra respuesta fue fabricar jugos con nuestros fruto”.

Esta Cooperativa, conformada por 17 socios, está recién iniciando un proceso de fabricación de jugos de manzanas, arándanos, frambuesas y maqui y está a un paso de conseguir su resolución sanitaria.

Multiberries Gorbea tiene como promedio 7 hectáreas en producción.

“Estamos con el rescate de las grosellas, durazno betarraga, la manzana nativa. Los jugos que estamos haciendo son de las quintas de nuestros abuelitos. Estamos rescatando lo que hacían nuestros padres y dándole valor agregado”, sostuvo la agricultora, quien agregó que hoy están presentes en cooperativa y ferias.

AGUA

El agua es otro tema que preocupa. Para la Cooperativa es un drama. “La zona de Loncoche y Gorbea era netamente frambuesera y ahora vemos que la frambuesa bajó considerablemente por la falta de agua. Hay que invertir en tranques y acumuladores de agua.Captar niebla tenemos que incorporar esta tecnología, porque invertir en un pozo profundo es caro”, contó Aguilera.

A juicio de Furche este recurso es esencial y “en La Araucanía hay agua, mucho más que en otras regiones del país; sin embargo, si consideramos el cambio climático ya hay que hacer inversiones y lo estamos promoviendo con la Comisión Nacional de Riego”,

El ministro precisó que con el tiempo también hay que pensar en sistemas de acumulación de agua como ocurre en otros puntos del país. “Estamos hablando de embalses y tranques”.

Esta opinión la comparte Carlos Inostroza, quien aclaró que de acuerdo a las cifras el gran aumento de la fruticultura plantada y en plena producción es de la provincia de Cautín. Malleco en tanto se ha quedado rezagada.

“¿Por qué Malleco no crece como Cautín? la respuesta es el agua. Nosotros estamos trabajando con la Comisión Nacional del Riego, con el Minagri y el Ministerio de Hacienda, para llevar toda esa infraestructura que necesita la zona norte de la región. Hay alrededor de 50 mil hectáreas que no están siendo regadas, y no porque falte agua, sino porque no es eficiente su uso y se pierde en el mar”.

Inostroza agregó que: “hay planes de desarrollo, planes de inversión, pero lo que falta es la voluntad política para tomar las riendas de una vez por todas en esta Región. No podemos darnos el gusto de tener millones de metros cúbicos de agua concentrada cerca de la cordillera y no poder llevarla hacia el interior para seguir produciendo. Tenemos que contar con un gran embalse. Los estudios están hechos, estos se hicieron años atrás en Curacautín, pero quedó inconcluso”, concluyó.

INVESTIGACIÓN Y TRANSFERENCIA TECNOLÓGICA

Las noticias para la región, sin dudas son buenas. Los números demuestran el aumento en la superficie plantada y junto con eso aumentan las necesidades de investigación y transferencia tecnológica.

En este área Inia Carillanca recogió el guante. Su directora, Ivette Seguel, precisó que ya están trabajando en el avellano europeo, uno de los cultivos que más creció en la región, según los datos del catastro.

“Se está creciendo 1000 hectáreas por año. En este escenario hay que plantear varios desafíos: seguir con el manejo agronómico, porque de todas maneras es un cultivo nuevo para nuestra región, no tiene más de 8 años y nació justamente al amparo del Inia cuando comenzamos a traer los primeros avellanos”, contó.

Este frutal partió sin riego, partió con una variedad, pero la tarea apunta a seguir probando. “Hay dos variedades importantes, pero pudiese haber más, por lo tanto el tema de la genética también es importante”, recalcó la investigadora.

Otro tema que está abordando Inia Carillanca tiene que ver con la polinización. La floración del avellano ocurre en invierno y eso significa que se dificulta mucho que las plantas se polinicen.

“Estamos desarrollando un producto para aplicar polen; es decir, se cosecha polen, se guarda y se tranforma en un producto de polinización, lo que llamamos polinicación asistida que en corto plazo también va a estar disponible”., aseguró Seguel.

En el cerezo, la investigadora, advirtió que hay que trabajar en variedades, para enfrentar la partidura del cerezo.

“El tema genético y el manejo agronómico son transversal a todos los cultivos. El arándano es el cultivo que tiene más desarrollo, pero hay varias cosas que hay que definir como por ejemplo hay que manejar varios temas agronómicos que no están tan resuelos”.

Hay otros cultivos que no se catastraron. La frutilla es un buen ejemplo.”En esta región tenemos la experiencia en Chol Chol con macrotúneles, tecnología que los agricultores han ido implementando con éxito”.

Finalmente, la directora, recalcó que no hay que descuidar los frutos nativos que en esta región tendrían un tremendo potencial sobre todo en lo que son los alimentos funcionales.

“Estamos hablando del maqui, del calafate, la murtilla. Hoy día se conjuga el cambio climático con las ganas de innovar de los agricultores y claramente nosotros tenemos que leer estas señales y seguir aportando con nuestros conocimientos”, concluyó.

 


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