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Publicado el 9 febrero, 2015 | por editor

Expertos analizan el impacto de las altas temperaturas en los cultivos

En la Región de la Araucanía la precipitación acumulada el año 2013 muestra un déficit en todas las zonas agroecológicas de la región que en promedio bordea el 27%. Si bien en 2014 se observan zonas con un balance positivo, hay dos de ellas con un déficit que alcanza a un 7,9 % para el valle central y un 22,9 % en el secano interior.
Lo observado no deja de preocupar – recalcó Héctor Pauchard, encargado red EMAS- ya que la distribución de la pluviometría presenta un déficit en los meses de octubre a diciembre, coincidentemente con el periodo de formación y llenado de granos de los cultivos tradicionales.
“Las precipitaciones en el secano interior en general disminuyen claramente respecto del valle central y el secano costero de la región. Este contraste de precipitaciones está fuertemente influenciado por las áreas agroecológicas presentes en la región”, explicó Pauchard.
En cuanto a las temperaturas medias del aire de 2014 observadas en el valle central y precordillera desde enero a abril y noviembre a diciembre, éstas muestran valores por debajo de la media histórica y los meses de invierno la temperatura se ha mantenido cercanas a lo normal, condición contraria a la observada en el 2013 en que las temperaturas estuvieron bajo lo normal histórico.
En tanto, en la zona del secano interior se muestran temperaturas en un principio inferior a lo normal; sin embargo, desde julio en adelante éstas estuvieron sobre lo normal con excepción del mes de noviembre.
La condición de temperaturas en la costa a inicio del año 2014 presentó temperaturas inferiores a lo normal, condición también observada el año anterior; sin embargo estas estuvieron superiores desde mayo en adelante.
“En este sector la amplitud térmica es menor a otras zonas agroecológicas de la región. Y que si bien las temperaturas influyen en el largo de ciclo de la planta de los cultivos tradicionales, no influyen tan drásticamente como lo es la pluviometría en los periodos de floración, formación y llenado de granos, salvo en frutales por los daños de heladas en floración”, recalcó el experto.
Investigadores de Inia Carillanca analizaron el impacto de las altas temperaturas y la escasez hídrica en diferentes cultivos, asimismo entregaron recomendaciones para hacer frente a un escenario climático adverso.

¿Qué pasa con el trigo?
Claudio Jobet, fitomejorador de cereales, precisó que en la actual temporada las expectativas de los rendimientos en trigo son mejores que el anterior periodo. Jobet explicó que a pesar de un inicio muy bueno del año agrícola, desde el punto de vista térmico y pluviométrico, las condiciones de agua caída a finales de la temporada bajaron respecto a un año normal, provocando un cierto grado de estrés por falta de humedad del suelo. Esta situación no fue uniforme en la región y afectó en mayor grado a las comunas de Vilcún, Traiguén y Nueva Imperial, las que registraron un déficit respecto al promedio histórico. Todas las otras comunas mostraron un superávit.
Considerando la información anual, el experto afirmó que se debe tener cuidado, ya que el momento de mayor demanda de agua por parte del cultivo es en el llenado de grano, que corresponde a los meses de octubre, noviembre y parte de diciembre, meses en los que se observaron los mayores déficit de agua caída en toda La Araucanía. De hecho, los registros en Vilcún muestran que a partir de octubre se presentaron déficit y que fue el reflejo de lo que pasó en la región.
“Si bien existió este problema al final del ciclo del cultivo, los efectos debieran ser menores a los observados para la temporada 2013 y el impacto sobre los rendimientos debiera ser menor dependiendo de la localidad y época de siembra”, concluyó.

Avena
El actual panorama que enfrenta la avena no sólo tiene explicación en la temperatura, sino que en la combinación de varios estreses ambientales “abióticos”; así, al tener falta de agua con alta temperatura se habla de “sequía”, además de la radiación.
Mónica Mathias, fitomejoradora de avena, señaló que hoy día la avena llegar más rápidamente a madurez fisiológica, lo que se acentúa en zonas más secas (ej.: secano interior), reduciendo el tiempo de acumulación de carbohidratos en el grano y afectando negativamente la calidad física e industrial del grano. Lo interesante es que se ha observado una mayor concentración de compuestos nutritivos (Ej: proteínas, fibras) y secundarios (Ej.: antioxidantes) en el grano; lo que podría ser un punto positivo.
El estrés abiótico, también ejerce un efecto en la biología de las poblaciones de microorganismos e insectos que interactúan con el cultivo, que se favorecen con precipitaciones leves, que han sido insuficientes para recuperar el déficit de agua en el suelo pero han logrado humedecer los tejidos de la planta.
En esta temporada, se observa mayor incidencia de enfermedades típicas (Ej.: roya de la hoja, oidio, bacteriosis), así como de otras poco comunes (ej: tallo negro, roya de la caña, manchado de glumas y granos), e incremento en las poblaciones de plagas (Ej: gusanos, áfidos, trips). Aunque los niveles no alcanzan a producir daños económicos importantes aún, es conveniente considerar estas señales para prevenir problemas graves en el futuro.
¿Qué otros riesgos existen? La experta explicó que una mayor presión de microorganismos en conjunto con humedad, incrementa el riesgo de daño físico del grano por altas temperaturas en post-cosecha. Se generan decoloraciones café rojizas (muerte del embrión) y negras (ignición del grano), debido a auto-calentamiento por el desarrollo de microorganismos en almacenaje. Estos daños producen rechazo de la avena en la comercialización.
Para prevenir estos efectos en el programa de mejoramiento de INIA, crearon de forma “no”-transgénica, plantas de avena con nuevas combinaciones alélicas (Ej.: genes de resistencia) e integramos la genómica, genética y fenotipificación en campo en múltiples ambientes, para generar nuevas variedades adaptadas, aunque las nuevas variedades, deben ir acompañadas de un manejo agronómico amigable con el medio ambiente, cosecha oportuna y buenas condiciones de almacenaje.

Papas
La papa es considerada como un cultivo de clima templado frío. Cuando se cultiva bajo condiciones templada cálida se producen alteraciones en la fisiología del cultivo que influyen en su adaptabilidad y rendimiento potencial.
Juan Inostroza, investigador de Inia, advirtió que aunque hay diferencias de requerimientos térmicos según la variedad, se puede generalizar que temperaturas máximas diurnas de 20 a 25°C y mínimas nocturnas de 8 a 13°C son excelentes para una buena tuberización.
La temperatura media óptima para la tuberización es de 20°C. Si la temperatura se incrementa por encima de este valor disminuye la fotosíntesis y aumenta la respiración, por consecuencia hay combustión de hidratos de carbono almacenados en los tubérculos.
“Las altas temperaturas tanto diurnas y nocturnas provocan disminución de la tuberización. Esto es particularmente importante en cultivos bajo condición de secano. El uso de riego contribuye a disminuir la temperatura. En nuestra región, el efecto de las altas temperaturas afectará el desarrollo de los tubérculos bajo condición de secano, limitando la producción y produciendo tubérculos con algún grado de deformación”, recalcó Inostroza.

Frutales
En cuanto a los frutales, la voz experta es de Miguel Ellena, investigador de la Plataforma Frutícola. Ellena aseguró que en el caso de avellano europeo, se han evidenciado daños por golpe de sol a nivel de hojas, de manera particular en la cara superior de la lámina foliar, principalmente en huertos bajo condiciones de estrés hídrico. Lo anterior, afectará los niveles productivos y calidad de la fruta de los árboles de dichos huertos en la presente y temporada siguiente.
Esta situación se observa con mayor incidencia sólo en algunos sectores de los huertos.
Ellena recalcó que como manejo preventivo, para aquellas variedades más susceptibles se aconseja la aplicación de productos tipo bloqueadores, pintado de troncos con pintura blanca y tratamientos foliares con bioestimulantes (activadores vegetativos), lo cuales contienen aminoácidos, fitohormonas como citoquininas, entre otros, que activen la actividad vegetativa de las plantas frente a accidentes fisiológicos y condiciones de estrés ambientales.
En arándanos se han observado daños también en hojas y frutos, en variedades aparentemente más susceptibles a este fenómeno (Brigitta y algunas variedades ojo de conejo).
Para el caso de arándanos y especialmente para variedades más susceptibles se requiere una estrategia de manejo que incluya activadores del crecimiento vegetativo (bioestimulantes) y en el caso de variedades más propensas el uso de mallas protectoras puede ser una alternativa técnicamente válida, siempre y cuando la rentabilidad del huerto justifique esta alta inversión.

¿Y las hortalizas?
Según explicó Elizabeth Kehr, investigadora experta en hortalizas, precisó que durante el periodo estival, y en especial en el valle central y precordillera de la región, se observó un adelantamiento en algunos cultivos especialmente de hoja, como lechuga, en las que se vió emisión prematura del tallo floral, generando un producto de menor tamaño e inferior calidad.
Esto se puede explicar también por la gran diferencial de temperatura día/noche, siendo muy bajas las de noche, llegando hasta la ocurrencia de heladas, y en algunos casos bordeando entre 2 y 5ºC, lo que implicó un retraso en el desarrollo en especial de cultivos de verano, como pimiento, ají, maíz dulce, poroto verde, entre otros.
En muchas especies de fruto, con temperaturas más allá de 28ºC se produce aborto floral, con la consecuente reducción del número de frutos/planta, y de la producción por unidad de superficie. También se observó daño por golpe de sol en hojas. También se observó un incremento de la actividad en las plagas, lo que se presentó en variedad, cantidad y diversidad. Ha habido ataque severo de pulgones de diversos tipos, cuncunillas y otras plagas.
Las altas temperaturas junto con baja humedad relativa, aumenta los requerimientos de agua de las plantas, por mayor transpiración y actividad metabólica. Esto unido la falta de precipitaciones, hace que las fuentes de agua se vayan agotando, con la consecuente falta de agua para riego.

¿Qué pasa con el raps?
El raps invernal está muy bien adaptado a las condiciones del sur ya que la floración ocurre en octubre y noviembre, con temperaturas moderadas; y el período de llenado del grano progresa durante diciembre, con un nivel de humedad en el suelo más favorable que la soportada por cereales y lupino albus en similar período.
“Las temperaturas altas pueden afectar el llenado de grano y reducir el rendimiento, pero en diciembre 2014, si bien se registraron máximas absolutas cercanas a 30ºC en varios sectores, las medias máximas no superaron los 25ºC en ningún sector de la región. Por ello los raps invernales sembrados oportunamente, con silicuas ya llenas, no fueron afectados y sólo aceleraron su secado durante la primera quincena de enero”, explicó Mario Mera, fitomejorador de leguminosas.

Lupino
En relación al lupino australiano y al lupino amarillo sembrados en otoño, los que se encontraban cerca de la madurez y por ello no fueron afectados por las altas temperaturas de enero. En tanto, el lupino blanco (albus) es más tardío y las temperaturas elevadas detuvieron bruscamente su desarrollo, particularmente en las zonas con menor disponibilidad de humedad en el suelo.
El cultivo alcanzó a producir vainas en el tallo principal y en las ramas primarias, pero las vainas de las ramas secundarias (tercera floración) se perdieron. Esto implica reducción de rendimiento. Los órganos reproductivos de las plantas son más sensibles a altas temperaturas.
Mera explicó que las temperaturas altas y la sequía generalmente ocurren paralelamente, pero en ocasiones el efecto de las temperaturas altas puede llegar a ser más perjudicial que el déficit de agua.
“Cuando hay déficit hídrico moderado, la planta cierra sus estomas (poros) para evitar la pérdida de agua. Esto disminuye la tasa de fotosíntesis, pero ésta continúa funcionando más lentamente y sigue contribuyendo al llenado de los granos. En cambio, las altas temperaturas eliminan granos, el lugar de almacenaje, y no queda nada por llenar. Esta situación refuerza la recomendación de sembrar lupino temprano en otoño, particularmente en el caso de albus, a fin de que la formación y llenado de vainas ocurra en un período con temperaturas moderadas y mayor disponibilidad de humedad en el suelo”, advirtió.

Arveja, lenteja y porotos
En el caso de las arvejas y lentejas las temperaturas de enero aceleraron el secado de las plantas, pero no tuvieron mayor incidencia en los rendimientos ya que la floración de estos cultivos transcurre en noviembre y la fructificación en diciembre. Los productores de arveja verde para el consumo fresco que apuestan a una cosecha tardía en enero para lograr mejores precios, probablemente verán disminuido su rendimiento. Esto ocurre aunque se riegue, porque las altas temperaturas causan caída de flores y aborto de granos y vainas pequeñas, pero el riego aminora el daño.
Los porotos, en tanto, son un cultivo de verano, mejor adaptado a las altas temperaturas. Se encuentra en floración durante enero y si es regado soportará mejor el estrés.

Praderas y ovinos
Oriella Romero, investigadora especialista en praderas y ovino, precisó que en el Secano Interior: en la vegetación se observó una detención total del crecimiento de las especies forrajeras que componen la pradera y de la calidad del forraje.
“En este mes se aprecia una falta de forraje y de agua en esta área agroecológica. En las praderas que fueron cortadas para heno se observa una gran presencia de malezas y mucho material muerto. A partir de esta fecha se debe poner especial cuidado en el pastoreo de las praderas que fueron establecidas en 2014. Se debe evitar el sobrepastoreo, se recomienda hacer pastoreos livianos y dejar residuos altos para evitar la disminución de la población o muerte de plantas y lograr una mejor recuperación después de la sequía”, dijo.
Cabe destacar que los ovinos de esta área agroecológica inician el encaste a fines de febrero. Las hembras deben ser cuidadosamente revisadas y ver la condición corporal, especialmente en ovejas destetadas tarde. Se debe iniciar la suplementación en borregas y ovejas flacas para recuperar peso antes del encaste.
En la Pre cordillera andina la situación forrajera no es tan extrema como la anterior, con tasas de crecimiento de 20 a 30 kg /ha en las praderas sembradas con una gran presencia de espigas y material fibroso las praderas naturales se encuentran totalmente secas.
La producción de forraje conservado fue superior a la del año anterior. Se ha observado una amplia adopción del uso del sistema de ensilaje en bolos en esta área. Existen en este sector un gran porcentaje de pariciones tardías en ovinos puede presentar algunos problemas en el peso de los corderos debido a la falta de leche de las hembras por la mala calidad del forraje.
En el sector del valle y la costa se observa una baja recuperación después del pastoreo por falta de humedad. Las altas temperaturas han producido una reducción en las tasas de crecimiento y han provocado una reducción de la calidad en términos de proteína y energía. Con valores inferiores en proteína al 14 %. Se debe cuidar el manejo del pastoreo y evitar sobrepastoreo durante la sequía dejar residuos más altos. Para evitar problemas de persistencia.
Romero concluye que se observa una disminución de las tasas de crecimiento en todos los sectores, especialmente en el secano. La experta recomienda cuidar el manejo del pastoreo, que no debe superar la altura de 4 a 5 cm, para evitar muerte de macollos. Se deben seleccionar los potreros donde se van a suplementar los animales, además de suplementar para evitar sobrepastoreos y dar preferencia a hembras ovinas de baja condición corporal y animal en crecimiento como las corderas y borrega que se encastarán durante la temporada 2015. Se deben iniciar las labores de preparación de suelo para el establecimiento de praderas en todas las áreas agroecológicas.


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